Mi vida sin mi
El director Cesc Gay le hace frente a un texto por demás doloroso, pero con el inmenso cuidado de no caer nunca en golpes bajos, el filme no los necesita, los personajes y los actores no se lo merecen.
La historia de dos amigos que luego de muchos años se vuelven a encontrar, en realidad uno de ellos viaja a visitar al otro, tiene excusas.
Amigos desde la primera juventud, ahora transitando la mediana edad, Julián y Tomás, se reúnen después de muchos años y pasan unos días juntos, pocos pero intensos, principalmente debido a que su reunión, y ambos lo saben, es también una tierna despedida.
“Truman”, el titulo del filme, es el nombre del más fiel compañero de Julián en los últimos años, algo así como parafraseando a Diógenes de Sinope, “mientras más conozco a la gente, más quiero a mi perro”, sin embargo toma la decisión de entregarlo en adopción, por lo que esa búsqueda será parte importante del relato y sostendrá el ritmo para hacer avanzar la trama principal sin sobresaltos.
El director de la magnifica “Una pistola en cada mano” (2012) renuncia en éste caso a jugar desde la estructura, tal como en aquella ocasión jugaba desde la temporalidad del relato y el sinfín de situaciones de pequeñas historias se iban acomodando estéticamente sobre lo narrado. Ahora, y cambiando en tanto y en cuanto a el cómo desde la estructura, hace pie firme en el género del drama subrayando el cómo desde la escritura del guión en la conformación de las situaciones, en la delineación de los personajes, en la construcción y desarrollo de los mismos.
Para ello cuenta con la invalorable colaboración de dos grandes interpretes: Ricardo Darín (Julián) y Javier Cámara (Tomás).
El actor español hace gala de todo un andamiaje histriónico envidiable, casi todo lo dice sin necesidad de muchas palabras, rostro, ojos, cuerpo, en cambio Ricardo Darín es en esta ocasión el menos Darin de sus interpretaciones, y el más de sí al mismo tiempo.
Será que su personaje es otro como él, actor argentino exitoso en España, sobreviviendo en su profesión y muriéndose en la vida.
Casi con estilos opuestos Darin posee un estilo naturalista en sus composiciones de personajes, que siempre es creíble, en tanto Javier Cámara, es un camaleón que se disfraza para cada ocasión, en ambos casos, y sucede lo mismo en esta cinta, te olvidas del actor y terminas seducido por el personaje, a punto tal que la idea de otro actor en ese personaje sería imposible,
Muy bien acompañados por Dolores Fonzi, Eduard Fernández, Jose Luis Gomez, entre otros.
No obstante, lo trágico del texto fílmico el realizador no se resigno a no provocarnos, producirnos una sonrisa, con momentos en tono de comedia, haciendo alarde de un humor punzante. En tanto el tema principal es la amistad, toda una lección de vida, es sutil en las formas y muy profunda en su discurso.