La amenaza roja se oculta
Hay películas que tratan un personaje tan interesante que confunden al crítico o espectador al momento de hablar acerca del film. Creo que Trumbo entra en esa categoría porque a pesar de tener muchos aciertos en su fotografía, recursos originales al momento de retratar la época y muy buenas actuaciones, el guión y varios aspectos de la historia caen en un vacío y nos producen varios cuestionamientos.
Por eso hay que dividir los criterios y hacer un balance entre los aspectos positivos y negativos. Como la bondad nos invade empezamos por los positivos (?). Dalton Trumbo (Bryan Cranston) es un guionista y director de Hollywood muy exitoso, tiene ideales y está afiliado al partido comunista en una época difícil -los inicios de la guerra fría y el mayor momento de esplendor del macartismo, que conllevó persecución hacia personas alineadas ideológicamente con la izquierda o con cualquier cuestionamiento al capitalismo y los valores de vida norteamericanos-. La película ahonda sobre los grandes problemas que tuvo en relación a eso.
Por eso, la primera mención es para Bryan Cranston que tiene completamente justificada su nominación al Oscar en la categoría Mejor Actor. La versatilidad que explota desde la primera escena muestra muy bien lo destacado de su caracterización, es el centro del film y maneja todas las emociones y momentos del relato con una comodidad tremenda. Es cómico cuando tiene que serlo, dramático si la escena lo requiere y firme al exponer sus posiciones. Un personaje tan tierno como fuerte.
Sin embargo, no es el único que se destaca. Helen Mirren (Hedda Hopper) encarna su papel de malvada con excelencia, y logra el objetivo de ser muy odiada por el espectador. El elenco en sí acompaña correctamente, además de ser de muy buena calidad (Louis CK, John Goodman, Diane Lane, Michael Stuhlbarg, entre otros). Entonces podemos decir que el film apueba más que bien a nivel actoral.
Otro de los aspectos positivos de la película es la fotografía y los recursos utilizados para mostrar la época, tanto en imágenes de archivo como en representaciones actuales. Están tan bien realizados a nivel fotografía que la distinción entre el archivo y la representación es difícil de distinguir y llama la atención por lo destacado de su mezcla.
Pero lo más positivo es el contexto que trata. Se hace muy interesante el retrato de lo nefasto que fue la época y los problemas que surgieron en un montón de personas que reaccionaron como pudieron y como supieron. Pedirle valentía implacable a todos los participantes de un momento histórico es un acto estúpido y egoísta. El relato logra transmitir muy bien esa idea.
Sin embargo, en ese punto también es donde empiezan nuestros cuestionamientos sobre el film. Al principio se ve claramente la ideología y afinidad con los trabajadores por parte de Trumbo, pero a medida que se desarrollan las acciones, esto parece perderse, pareciera que el protagonista se desvincula del todo con el pensamiento comunista. No sucede así con su forma de vivir, ya que su principal lucha contra el sistema macartista imperante fue lo central. Ese es el primer ruido, porque el tema no es ignorado, y si bien fue una víctima de la persecución, no era una persona inocente al oponerse al sistema capitalista. Tratar a Trumbo como un ser inocente en ese aspecto es lavar un poco su lucha y las dificultades que fueron tan bien retratadas.
Al seguir con los cuestionamientos que me surgieron al finalizar el film es que se trata de la historia de un guionista fantástico, con un talento tan grande que supo esquivar la censura y aún así ganar dos premios Oscar en su época. Todo un logro. El problema es que, como una de las mayores de las ironías, la película que lleva su apellido justamente tiene inconvenientes en ese aspecto. Se hace larga, se dispersa entre la gran cantidad de los inconvenientes del protagonista, remarca innecesariamente algunas obsesiones, ciertos problemas con su familia, pero ignora, por ejemplo el sufrimiento social más allá de alguna mirada o pintada en el patio de la casa. En ese sentido, Puente de espías (2015), logró mostrar mucho más en menos tiempo, por ejemplo.
La lucha de Trumbo está bien retratada pero el fondo de su ideología o pensamiento queda muy diluído, casi vacío. Eso es lo más injusto. A pesar de eso el film logra emocionar, genera que el espectador empatice con el problema y se entretenga, y además que se eduque con las injusticias y persecuciones de un tiempo nefasto que nunca debe volver a repetirse. Por eso vale la pena verla.