No podemos domar al corazón
Louis-Do de Lencquesaing, a quien vimos como actor en Cache de Haneke, en Elles, junto a Juliette Binoche, realiza su ópera prima. Podría decirse que uno de los temas preferidos del cine francés es el amor. Y el sexo. Acá se mezclan además de los nombrados, la infidelidad, la muerte y el duelo. Ada (Valentina Cervi) trabaja como ilustradora de una editorial, que publica el libro de Paul (Louis-Do de Lencquesaing), un escritor que vive con su hija. Luego de perder a su padre, Paul se involucra sentimentalmente con Ada, que está por casarse con su pareja y padre de su hija de 4 años. Una cosa va de a poco llevando a la otra, y sin que nos demos cuenta, la película fluye, como la vida. Si bien la historia de amor parece ser la principal, da la sensación que todo tiene la misma importancia, porque es una película de momentos, de pequeñas intimidades, como el que tiene lugar cuando el protagonista junto a su hermano y su hija, vuelve del funeral de su padre y comparten risas. El director logra capturar esos momentos verdaderos de la vida, la esencia de cada situación, cada sensación que atraviesan los personajes, y con las que nos podemos identificar...