Actor de gran trayectoria, Louis-Do de Lencquesaing debuta como director de largometrajes con Au galop . La traducción literal: "Al galope". El título de estreno en Argentina: Tu amor, mi perdición , que parece indicar una historia de amour fou , o por lo menos un melodrama. No hay mucho de eso, lo que no indica que la película esté mal, pero sí está mal su título local. Sí, es una historia de amor, pero no va por el lado de la perdición.
Hay varias historias de amor, en todo caso: una es la del protagonista Paul (el propio director y guionista) con Ada (la hermosa italiana Valentina Cervi, perfectamente natural en estilo parisino). Paul es el amante: Ada está casada y tiene una hija, cuya niñera es la hija de Paul, Camille (Alice de Lencquesaing, su hija en la vida real). Camille tiene un novio, y esta es una historia de amor secundaria, incluso detrás del duelo familiar por la muerte del padre de Paul (el duelo es parte de la historia de amor con el muerto querido). Tu amor, mi perdición es una historia con muchos personajes, con centros oscilantes. Esos cambios y la cantidad de pequeñas historias relacionadas (por momentos los encuentros descansan excesivamente en el azar, como en el hospital) proveen ritmo y no pocos momentos de atractivo, sobre todo en el trío femenino que "rodea" a Paul: su amante, su hija, su madre. Ellas son las que tienen los mejores diálogos, la mayor determinación, el mayor ímpetu, las que parecen insertarse mejor en el mundo que los hombres.
Tu amor, mi perdición es un debut que se ubica con claridad en la tradición de múltiples cruces sentimentales de dos de los grandes autores del cine francés contemporáneo: Olivier Assayas y Arnaud Desplechin. Uno podría comparar Tu amor, mi perdición con Fines de agosto, principios de septiembre del primero y sobre todo El primer día del resto de nuestras vidas (disparatado título local para Un conte de Noël , o sea "Un cuento de Navidad"), otra historia de amores y problemas de salud en una familia de clase alta o media alta. En ese caso, los límites de la película de Louis-Do de Lencquesaing se hacen evidentes: no estamos aquí ante la maestría que les permite a esos dos grandes directores pasar con gran sutileza de lo aparentemente banal a las grandes profundidades emocionales, maestría que los hace incapaces de un incluir groseros planos "de fantasma", que Tu amor, mi perdición provee como una solución nada imaginativa de los sueños de Paul. Pero más allá de la comparación un tanto injusta (esta es una ópera prima y las otras dos eran películas de cineastas en la plenitud de su arte), de los defectos apuntados y de que en la última parte se resiente el ritmo del "galope" emocional, Tu amor, mi perdición presenta un excelente manejo de los actores, un muy buen oído para los diálogos y una naturalidad típicamente francesa (o del cine francés) para poner en escena el humor en el dolor, el amor inesperado y la belleza sin aditivos artificiales.