Algo del orden de la mentira me predispone mal, no es cuestión de haber sido engañados por un muy buen guión y mejor película, como lo fue “Sexto sentido” (1999), sino la mentira instalada creyendo que el espectador no se va a dar cuenta de un “pequeño” desliz.
Dicho de otro modo, si se elige utilizar cámara subjetiva, desde el punto de vista de uno de los personajes, no se puede luego con artilugios del relato dar por tierra con la escritura cinematográfica, desde su lenguaje.
Eso sucede en éste filme, que si no fuese por ese “detalle” se podría decir que estamos frente a una muy buena comedia negra, negrísima. La historia de Marlo (Charlize Theron), una mujer casada con Drew (Ron Livingston) madre de dos hijos, y demasiado embarazada. Así nos presentan al personaje.
Si hace falta agregar algo, su hijo menor padece de Trastorno Limite de Personalidad, por momentos se vuelve incontenible.
Su marido ayuda poco y nada, siempre inmerso en su trabajo, o en jugar en la play, sin demasiados logros económicos, a contraposición del hermano de Marlo. Éste ante la inminencia de un tercer vástago, y vislumbrando un futuro imposible para su hermana, le ofrece los servicios de una niñera nocturna, situación negada en primera instancia.
Ante la inviabilidad de la vida, ya nació su tercer hijo, ella decide aceptar la propuesta de su hermano, se hace presente Tully (Mackenzie Davis), quien pasara de simple niñera a ser la mejor amiga, confidente, y apoyo incondicional de Marlo.
Mientras para Drew y sus hijos los cambios en la casa y el clima de la misma no les llama la atención. Tampoco es importante que nunca vean a la famosa Tully, pues a partir de esa ayuda recibida lo toman de la manera más natural.
Si algo sobresale del filme es la actuación de Charlize Theron, quien ya había demostrado sus dotes de actriz con mayúsculas, aquí no le temió a tener que haber engordado entre 15 y 20 kilos, le puso el cuerpo al personaje, y se nota.
De estructura clásica, se nota el pulso del director para la comedia, sin embargo abunda en excesivo esquematismo narrativo.
Poseedora de un muy buen guión en tanto diálogos se refiera, a la película no le sucede lo mismo con la construcción de los personajes y sus conflictos.
Parecería ser que la guionista Diablo Cody, sobrevalorada desde el “Juno” (2007), al igual que en aquella película, insiste en escribir sobre temas que desconoce, ni investiga, creyendo que diálogos, chispeantes claro, algunos pueden ocultar lo yerros de la verosimilitud.
Hay infinidad de recortes e interpretaciones sobre los temas que aborda, el lugar de la mujer, maternidad, matrimonio, clase alta vs clase media-baja, el envejecimiento, los proyectos truncos. Demasiado temas enunciados, ninguno desarrollado, y claro la mentira desde la forma.