Turbo

Crítica de Andrea Villa - EscribiendoCine

Súper caracol en la pista

La nueva animación de la factoría DreamWorks Animation nos trae personajes muy pequeños pero con grandes desafíos. Titulada Turbo (2013), esta película reúne en una misma historia autos de alta competencia con simpáticos caracoles. Sí, ¡caracoles! ¿Quién dijo que un caracol no puede competir en una carrera de autos y convertirse en superhéroe? Todo se hace posible cuando se trata de entretener a los chicos.

Turbo es un caracol que sueña con ser veloz, y convertirse en el mejor corredor del mundo. Es un caracol de jardín, y comparte el trabajo en una huerta con otros caracoles lentos, pero vive obsesionado con la velocidad, con todo aquello que se mueve rápido. Ahora, siendo un caracol, ¿puede ganar las 500 millas de Indianapolis, una de las carreras más famosas del mundo? Imposible, ambicioso y absurdo para un animal de su especie. A través de un golpe de suerte termina en el motor de un auto deportivo que está corriendo una picada en la calle, y alcanzado por el óxido nitroso que el conductor aplica para ganar velocidad. Sustancia absorbida por su cuerpo y su estructura molecular modificada. Es allí donde pasa de ser Teo a ser Turbo, ya que adquiere súper velocidad.

Uno de los aciertos del largometraje es la elección musical con la que se complementa la historia, en simultaneidad con los diversos sonidos de carrera que promueven la sensación, junto con las imágenes tridimensionales, de ‘estar-ahí’, más aún en las escenas de la competencia. Las imágenes logran emocionar visualmente durante la carrera, la muchedumbre exaltada en las tribunas alentando y, sobre todo, cuando se percibe la vulnerabilidad de Turbo al enfrentarse a semejantes automóviles que corren junto a él en la pista.

La fragilidad de la animación se encuentra en la falta de humor. Si bien provoca alguna risa, no hay mucho más. Incluso los personajes secundarios, por ejemplo los astutos y fierreros caracoles con los que se encuentra el protagonista una vez que descubre su nuevo poder, no llegan a tener mayor relevancia porque les falta alcanzar una sólida identificación por parte del público.

En cambio Turbo es un personaje perfectamente definido, al igual que su hermano mayor Chet. Es en esa relación, y en la de los humanos que los adoptan –Tito y Ángel-, donde el film cuenta básicamente una historia de hermanos en la que se detecta la dicotomía entre el soñador y el realista, el optimista y el pesimista. Turbo y Tito son los arriesgados; Chet y Ángel, los precavidos. En torno a esa disputa gira buena parte de la trama, con un mensaje alentador para los más chiquitos.