Turbo

Crítica de María Inés Di Cicco - La Nueva Provincia

Un espectáculo digno mientras corre el receso invernal

Theo es un caracol que sueña con convertirse en corredor de las 500 millas de Indanápolis, mientras padece los usos y costumbre de su especie, condenada a salir cada mañana al jardín para derrivar los tomates podridos de la planta y comer un trozo de la jugosa fruta como premio, antes de volver a descansar.
Amante de las carreras que mira en el viejo televisor de la cochera de la casa, sueña con convertirse en el caracol más rápido del mundo mientras soporta las burlas diarias de sus congéneres y sobrevive en su labor gracias a la defensa de su hermano mayor, quien a la vez intenta devolverlo a la realidad.
Obstinado, Theo elude los problemas y escapa. Y es en uno de esos episodios de autoexclusión cuando cae en una pista de picadas y un accidente termina por reconfigurar su ADN atribuirle las características de un auto de carreras.
Si el consejo del campeón mundial de Indy --"ningún sueño es tan grande, ni ningún soñador tan pequeño"-- le era suficiente a este caracol para seguir adelante, sus nuevas herramientas le permiten lanzarse al mundo, aunque llegar a la cima no será tarea sencilla.
El obstáculo --más tarde el medio-- es la aparición de un vendedor de tacos, socio de su hermano en un pequeño restaurante en el deslucido paseo de La Estrella Fugaz, donde un grupo de chicanos variopinto subsiste, y entretiene largas horas de inactividad realizando carreras de caracoles tan ilusos como Theo.
Entre otros soñadores y fanáticos, Theo encontrará un nuevo nombre, el de Turbo, más acorde con su identidad, y el equipo ideal para llegar a la meta.
Con situaciones y escenas que parecen calcadas de otras películas --da la impresión de que Bichos, Vecinos invasores, Cars, Ratatuille han sido algunos de los abrevaderos-- se armó el argumento para esta producción de Dreamworks, que no hace otra cosa que llenar una agenda de obligaciones para el calendario 2013.
Aunque se trata de una película bien hecha, que utiliza muy bien la cámara para explotar con imaginación las perspectivas del ser humano y el caracol, y que da buenos espectáculos en 3D, no es de las que rompen moldes y queda muy lejos en la escala en relación, por caso, con Los Croods , la primera oferta de este año de la misma productora.
Turbo goza, no obstante, de una muy buena realización, moralejas grandes y siempre bienvenidas cuando se trata de propuestas para los chicos: una galería de personajes simpáticos, mucho colorido, emoción y buena música y sonido para dar marco al conjunto.
Un espectáculo digno de ser considerado en la cartelera dedicada a la familia, mientras corren las vacaciones de invierno.