Secretos y mentiras de una pareja imperfecta.
Tras Las viudas de los jueves (2009), de Marcelo Piñeyro; y Betibú (2014), de Miguel Cohan, llega al cine la transposición de otra novela de Claudia Piñeiro, autora que se ha convertido en un subgénero en sí mismo a partir de su impiadosa mirada a las miserias de la clase media alta argentina.
En Tuya ya no es un country el ambiente elegido, sino el departamento de una familia integrada por Ernesto (Jorge Marrale), un exitoso empresario; su esposa, Inés (Andrea Pietra), y Lali (Malena Sánchez), la hija adolescente que está a punto de realizar su viaje de egresados. Como en todos los libros de Piñeiro, cada uno de los personajes acumula importantes secretos y mentiras que terminan desvelándose de la forma más insólita y con las consecuencias más inesperadas.
En este caso, es una carta de amor para el protagonista de la que parece ser su amante la que desata la reacción (mezcla de indignación, fascinación y obsesión) de Inés por desentrañar la verdad. Esta ama de casa desesperada se convertirá así en una suerte de improvisada detective y, a partir de entonces, cual efecto bola de nieve, se sucederán todo tipo de vueltas de tuerca con asesinatos y engaños cruzados.
No puede decirse que a Tuya le falten elementos de interés: hay sorpresas e ingenio a la hora de describir la intimidad de un matrimonio ya bastante desgastado, las tentaciones del marido, los miedos de la esposa ante la posibilidad de perderlo todo, la soledad y descontención de una joven como Lali, y esa mezcla de hipocresía y cinismo de la burguesía que tan bien han descripto en cine directores como Claude Chabrol.
El problema principal de Tuya pasa por una puesta en escena poco fluida, por momentos incluso esquemática y forzada, por parte del guionista y director Edgardo González Amer, quien -a pesar de citas explícitas a brillantes exponentes del género como Alfred Hitchcock, Quentin Tarantino o los hermanos Coen- construye un relato bastante desdibujado, con situaciones y elementos demasiado obvios, recursos (como la voz en off de Pietra) que aparecen y desaparecen de forma caprichosa, y algunas actuaciones no del todo convincentes.
Habrá que ver si, a pesar de sus evidentes desniveles artísticos, Tuya logra repetir el éxito de sus dos predecesoras. El público argentino, se sabe, está ávido de buenas propuestas ligadas a los géneros y este thriller psicológico, como los films previos basados en relatos de Piñeiro, tiene elementos tan provocativos como intrigantes.
Lástima que el resultado final esta vez no esté a la altura de las expectativas.