Los medios de comunicación llamados “alternativos” en relación con los modernos medios masivos, existen desde muchos años atrás. La comunicación alternativa y comunitaria surge constantemente desde distintos espacios u organizaciones, no solo respondiendo a una necesidad de comunicar una agenda diversa de la que difunden los grandes medios, sino también dando lugar al interés de los receptores en encontrar voces más afines, más propias o más cercanas. En el modo en que se construyen vínculos, relaciones y búsquedas comunes se puede medir el suceso de esos medios que en general están muy lejos de la masividad.
TV Utopía fue un canal realizado a partir del impulso de Fabián Moyano en el barrio de Caballito de la ciudad de Buenos Aires, a lo largo de la década de los ’90. Abierto, plural, inexperto, comunitario, su señal era emitida por aire e integraba a gente de orígenes y saberes diversos, en una programación que se fue haciendo en la misma medida en que el proyecto creció. Moyano era el creador pero nunca el dueño. De las discusiones a propósito de lo que ocurría con TV Utopía participaban tanto él como todos aquellos que hacía el canal cotidianamente y los mismos espectadores. Esto daba un carácter particular al proyecto: no era una televisión hecha solo para ser mirada, sino que realmente se constituía como un modelo de comunicación con mucha más bi direccionalidad de lo que es habitualmente el medio.
Sebastían Deus fue parte del proyecto durante algunos años y luego de aquella experiencia y su propia carrera como documentalista, decidió recuperar horas de material grabado para enfrentarse al desafío de contar aquella experiencia. La búsqueda de material también lo llevó a reencontrar a gente que participó de aquel proyecto y recuperar la esencia de lo comunitario. Pero al mismo tiempo en que relata la historia del canal 4 TV Utopía, se encuentra con el desarrollo de las discusiones (y la posterior sanción) de la ley de servicios de comunicación audiovisual, que hubiera dado un marco de existencia legal al canal, víctima de innumerables allanamientos y confiscaciones por parte del COMFER. A esta segunda línea narrativa –que es el presente en la película– se suma una tercera: la precisa descripción de la década infame de los noventa argentinos, a partir del mismo material recuperado. Estos tres planos del relato, la historia fáctica de lo que fue TV Utopía, la necesaria ley de medios que repare la ausencia de una legislación más inclusiva y la década del noventa a partir de la mirada de las imágenes producidas por el Canal 4, se integran dialécticamente, produciendo un discurso histórico y político que hace evidente el sentido que tiene para una sociedad de masas la diversidad de voces, de puntos de vista y el ejercicio pleno de las libertades de expresión e información.
Deus logra entretener pues evita en todo momento la solemnidad, la valoración o el discurso épico. Es a partir del trabajo de un montaje fluido y de un uso muy inteligente de su propio lugar como narrador que el realizador logra integrar al espectador en un relato que, siendo pasado, es indudablemente presente.
El final, con un recurso bello a la poética de los sueños y el espacio aéreo como lugar donde habitan las palabras del pasado, del presente y del futuro, abre la puerta a pensar sobre las voces que están allí o acá, dando vueltas, esperando ser escuchadas. Y en el espacio de la comunicación, lo deja bien claro Deus, hay lugar para tod@s.