Razones de un piquete gentil
Demián Santander, Julián Borrel y Franco González, los autores de este documental, estaban registrando labores indígenas a pedido de la Fundación Silataj, que procura ayudar a los artesanos en su lucha por el precio justo, cuando se encontraron con el más civilizado de los piquetes habidos y por haber en una ruta argentina.
El hecho ocurrió en las afueras de Santa Victoria Oeste, allá donde Salta y Formosa se confunden. Señores de la comunidad wichi, muy cordiales, de voz suave y tranquila, hacían cortes de una hora en un camino de tierra, pidiendo disculpas por las molestias ocasionadas, e incluso haciendo algunas excepciones para evitar conductores demasiado nerviosos. La razón de los cortes: la escasez de agua y de peces en el Pilcomayo Medio, problema que se agrava cada año. La causa del problema, la falta de limpieza y mantenimiento del lado argentino. El lado paraguayo está lo más bien.
Corresponde explicar. El Pilcomayo, en su parte de llanura, ya no viaja por su cauce original. Para salvar décadas de acumulación de sedimentos y mantener la regularidad en tiempos de sequía, tiempo atrás se abrieron dos canales. Un grupo wichi muestra entonces, in situ, el canal del país vecino, que corre fluidamente, el cauce original, que es apenas un rastro, y el canal nuestro: un hilo de agua perdido en la arena barrosa. Se hace difícil la vida para los pobres sábalos, y, en consecuencia, también para los pescadores y sus familias. Una máquina una sola- trata de paliar el problema.
Los documentalistas suben hasta la comunidad weenahayek de Capirendita, Chaco Tarijeño, y aún más allá, hasta el nacimiento del Pilcomayo a 3.900 metros de altura, en Churoco Pampa. Y más acá, a la confluencia con el Paraguay. En esas puntas todo se ve idílico. Y en el medio, bueno, vemos a la gente haciendo una colecta para enviar a sus delegados a hablar ante una comisión trinacional permanente reunida en Asunción. Vemos a los miembros de dicha comisión, en una mesa con papeles, vasos de agua y chipacitos, también muy cordiales. De ahí salen luego los indios. Esperanza y paciencia, son las palabras, pero ya sabiendo que este año no habrá solución. ¿La habrá el año que viene?
Buen documental, cuyos autores no bajan línea, solo cargan el equipo, viajan kilómetros y kilómetros, y ponen sus cámaras para que esos otros argentinos de lejanas fronteras nos muestren cómo se la bancan. Y atención, que esos otros no son gente bruta de arco y flecha, ni compran espejitos. Tienen antena satelital, taller cultural, redactan muy bien sus reclamos, usan filmadora, saben explicarse y escuchan atentamente.