Moxy y sus amigos viven en Villa Fea, un lugar donde los juguetes defectuosos, viven felizmente desconociendo esta realidad. Todo cambia cuando nuestra protagonista, empecinada en ver que había al otro lado de un ducto por donde entraban los nuevos chiches, descubre un mundo de perfección al que ella y los suyos pertenecen. Pero Moxy está decidida a ser aceptada, pese a no ser perfecta.
Uglydolls: extremadamente feos es de esas películas que a uno como redactor, les cuesta bastante analizar. Porque si nos ponemos en estrictos, deberíamos ajusticiarlas sin piedad; pero también debemos ser conscientes que no somos el público al que apuntan estas producciones; y quizás, entendiendo esto, podamos sacar alguna mínima cosa positiva.
Antes de seguir, también vale aclarar, que la película la vimos en su versión doblada al español latino, así que poco podemos decir de las voces originales. Y en cuanto a las autóctonas, estas cumplen sin más.
En cuanto a lo destacable de Uglydolls: extremadamente feos, podemos recalcar su mensaje de aceptación. Pero no es el que todos suponen, que uno debe aceptarse pese a sus defectos y saberse especial; sino que acá es todo lo contrario. Lo que nos deja en claro la película, es que debemos aceptar al otro, pese a no ser como nosotros queremos, con sus defectos y virtudes. No sabemos si esto fue buscado o salió de pura casualidad; pero funciona, tanto a nivel narrativo como de moraleja.
En cuanto a la animación, si bien es notorio que no se busca revolucionar el sub género, o asombrar al espectador, los diseños y modelados de los personajes son lo suficientemente atractivos, como para que los más chicos quieran cualquier próxima chuchería que obviamente, saldrá a la venta.
Uglydolls: extremadamente feos termina siendo un film bastante discreto. Como dijimos al principio, somos conscientes de que el público al que se apunta, tiene como máximo 10 años (y quizás aún menos). Pero así y todo, hemos visto otras películas infantiles y de animación, que le proponen un poco más de desafío a los chicos, y le regala algún que otro gag al adulto, para que no se duerma en el cine. Por desgracia, esta no es la ocasión.