LOS PESARES DE LAS MORALEJAS
A veces pareciera que toda película familiar de animación tiene que tener, sí o sí, alguna canción. Y no hay que negar que en muchas ocasiones son momentos gratificantes. Ugly Dolls parece hacerse eco de esto, utilizando el recurso hasta el cansancio. La felicidad excesiva que muestran en cada uno de los cantos tiene un efecto distanciador. Y, para colmo, las aventuras que transitan tampoco resultan atractivas porque el foco está puesto en el mensaje que tiene para dar.
Ugly villes y sus habitantes no son tan feos como marca su etiqueta. O por lo menos no tienen un registro de “feo” como una palabra peyorativa, es por eso que viven alegremente, sin que les pese ese estigma. Sin embargo, cuando Moxy decide ir en busca de su sueño, descubrir que realmente existe un mundo de niñas y niñas que adoptan juguetes, conocerá lo que se llama el Instituto de la perfección. Desde ese momento, la peluche se verá desmotivada por la mirada externa, pero pronto retoma fuerzas para seguir en busca de su propósito.
Se podría pensar que la historia sirve como analogía de la salida al mundo de un niño, que se confronta con la mirada del otro. Ya con esas etiquetas de “feo” o “perfecto” es claro que el debate pase por la valoración de cada uno como persona. Caso que no estaría mal sino fuera que la historia está muy por encima del film. Importa más el mensaje que se quiere dar que la forma en la que se está contando. Por esta razón, es que hay conflictos poco desafiantes y trayectos bastante previsibles.
A todo esto podemos sumar que, aunque se apunte a la comedia, los momentos de humor no son graciosos. Este cúmulo de chistes de poco talento genera un clima de agobio para el espectador. Los personajes, a su vez, no terminan de mostrar sus características. Salvo un gato de peluche que puede resultar algo más interesante, y hasta por ahí, los demás no brillan. No hay nada especial en estos muñecos más que sus estridentes colores.
Ugly Dolls no logra construir una aventura real. Los lugares a donde transporta parecen haber perdido los colores. Esto hace pensar que el film ha tomado ciertas premisas desacertadas para su construcción. Entre ellas, la de pensar que todo tiene que estar acompañado por canciones, aun cuando las letras no son buenas y la situación no lo amerita. Así como también suponer que los personajes van a ser simpáticos porque ellos lo dicen o lucen coloridos, sin construir momentos en los que puedan mostrar su personalidad.