Estructurada a partir de una premisa clásica, no por eso menos eficaz, claro que esto se debe a una buena ejecución de la misma. Todo se inicia alrededor de un personaje que circula por la elaboración de un duelo, puede realizarlo cuando se hace cargo de un otro, en este caso un ser mítico, como el que da título al filme, en situación similar que le despierta empatia, la necesidad que de ella tiene produce un cambio en su escala de valores.
El relato se centra en Yi, una joven que acaba de perder a su padre, quien descubre a un enorme Yeti en la azotea de su edificio en Shanghái. La criatura se ha escapado del laboratorio donde estaba encerrada y está siendo buscada por toda la ciudad. Junto con sus amigos Jin y Peng deciden ayudarle a huir, y así los cuatro se embarcan en una épica aventura para reunir a la mítica criatura con su familia en el pico más alto del mundo, el Everest.
Lo que aparece como un relato infantil donde el mundo a construir es todo posible, se trastoca cuando le otorgan a la criatura poderes mágicos, despertados por el don de la música, inherentes y naturales en la joven, esta posibilidad es la que da lugar a las escenas más poéticas del relato y también las más fascinantes, que simultáneamente pone en riesgo el verosímil constituido hasta entonces.
En tanto recurso audiovisual es imprescindible observar que todo aquello que juega en sostenimiento de la narración es de lo más logrado de la producción, el uso de los colores, con una paleta de tonos brillantes, el diseño de sonido y la música en el mismo nivel.
La importancia de los recursos técnicos se ponen de manifiesto en los movimientos de cámara, los planos elegidos, la constitución de los cuadros, hasta el montaje que juega un papel importante en las escenas de acción, de persecuciones se muestra dinámico, en contraposición a las escenas donde la emoción es el sentimiento imperante, trabajada desde los movimientos de cámara de manera más sutil, como ejemplo el travelling circular sobre la protagonista mientras toca el violín en un paisaje de maravilla sobre un buda y los efectos que produce la magia de sus sonidos.
Otro logro fñilmico lo encontramos en la presentación, construcción y desarrollo de los personajes, tanto de los principales como los secundarios, incluyendo a los laterales.
Siempre, y como ya es costumbre en estas producciones, los temas que fluyen son posiblemente más importantes que el cuento en sí mismo, la amistad, el amor, la familia, el cuidado del medio ambiente, el respeto por el diferente, también articula sobre lo indebido, la ambición desmedida, el poder del dinero.
Sin embargo algunos puntos, en relación a la estructura narrativa, van perdiendo eficacia cuando todo se torna previsible, desde el cambio de lo que aparentan ser unos personajes y terminan por ser otra cosa hasta la resolución del relato en sí mismo.
En algunos pasajes el retardo temporal en la resolución de algunas secuencias hasta se sienten de mal gusto, no para los espectadores adultos, sino para aquellos a los que está pensado el filme, no sólo podría generar angustia en la platea infantil sino que hasta se siente de mal gusto, aunque el resultado final devuelva el orden necesario al relato.
Yi tenía sueños por cumplir que quedaron truncos ante la pérdida del padre, en esa transición del duelo, postergado por una necesidad, dará cuenta que nunca perdió de vistas a sus propios deseos, en realidad fueron su guía permanente.