Un Amigo Abominable es un pasatiempo infantil
DreamWorks nos lleva de paseo por los paisajes de China y una historia fantástica protagonizada por un Yeti que, de abominable, tiene muy poco.
El “mercado cinematográfico infantil” parece estar dominado por Disney, Pixar e Illumination, que la pegó gracias a “Mi Villano Favorito” (Despicable Me) y sus minions. El resto es una lotería, y aunque DreamWorks supo ser una fuerza competitiva desde sus comienzos, se fue diluyendo después del éxito de franquicias como “Shrek”, “Kung Fu Panda”, “Madagascar” y “Cómo Entrenar a tu Dragón” (How to train your dragon), cuyo cierre de trilogía llegó a principios de este año y, a pesar de su gran calidad y su buena taquilla global, pasó bastante desapercibida.
Igual, y más allá de los problemas internos que sufrió la compañía en la última década, siguen insistiendo con sus aventuras animadas, otra vez en coproducción con su sucursal oriental (ahora conocida como Pearl Studio) después de “Kung Fu Panda 3” (2016). Y tiene sentido, ya que “Un Amigo Abominable” (Abominable, 2019) nos lleva al corazón de Shanghái donde la jovencita Yi (voz de Chloe Bennet) no logra asimilar la muerte de su padre y se aleja emocionalmente de su mamá y su abuela, ocupando su tiempo en diferentes trabajos de verano para juntar el dinero suficiente y emprender ese viaje por el país que tanto anhelaba hacer su papá.
No muy lejos de ahí, una extraña criatura escapa de una instalación secreta. Se trata de un pequeño Yeti (sí, como el abominable hombre de las nieves), cautivo bajo la celosa mirada del señor Burnish (Eddie Izzard), un aventurero ricachón afecto a los bichos exóticos que quiere demostrar la existencia de este; y de la doctora Zara (Sarah Paulson), zoóloga que sólo busca el bienestar del animalito.
Tras la fuga, el yeti queda herido y se cobija en la terraza del edificio de Yi, mismo lugar donde la adolescente suele buscar refugio y soledad. El encuentro ‘muy a lo E.T.’ pronto se convierte en incipiente amistad y la posibilidad de encarar esa ansiada travesía cuando la jovencita decide ayudar al peludo a escapar y, con suerte, volver a casa con su propia familia… en los más alto del monte Everest. Mientras Burnish y sus cazadores le siguen los pasos, Yi resuelve subir a un barco y alejarse de su hogar para acompañar a Everest (como decide llamar a su nuevo amigo), arrastrando a su narcisista vecino Jin (Tenzing Norgay Trainor) y su pequeño y entusiasta hermanito Peng (Albert Tsai).
Como verán, “Un Amigo Abominable” es una simpática aventura animada de manual, con lindos escenarios de diferentes regiones de China, hermosos diseños de personajes y efectos especiales, y los mensajes correctos, pero no mucho más. Lamentablemente, se pierde en un universo de historias ‘parecidas’ como “Pie Pequeño” (Smallfoot, 2018), “Señor Link” (Missing Link, 2019) -que llegó a los cines un par de semanas atrás-, y hasta el mismísimo Yeti interpretado por John Ratzenberger en “Monsters, Inc.” (2001), ese que odiaba que le dijeran ‘abominable’, mientras se deleitaba con sorbetes de limón.
Su atractivo principal deberían ser los elementos característicos y la riqueza cultural de Oriente, pero cuesta sumergirse completamente en el relato cuando todos los protagonistas hablan en perfecto inglés. Los realizadores pierden la oportunidad de entregarnos una historia más jugada y original, pero no pueden evitar los convencionalismos de Hollywood.
Extraños compañeros de aventura
Igual, la película dirigida por Jill Culton y Todd Wilderman rescata momentos emotivos y toda la fantasía de un personaje con habilidades mágicas que se conectan directamente con la naturaleza. Culton (que pasó por el departamento de animación de Pixar) es de las pocas realizadoras femeninas al frente de una producción de esta envergadura -ya lo había hecho en “Open Season - Amigos Salvajes” (Open Season, 2006)- pero que, por algún motivo, no logran hacer su trabajo en ‘solitario’ sin que haya intervención masculina. El proyecto de DreamWorks viene dando vueltas desde el año 2010 (originalmente titulado “Everest”) cuando Jill estaba comprometida para las tareas de escribir y dirigir. En 2016 abandonó el proyecto y fue reemplazada por Tim Johnson y Wilderman, pero para 2018 volvió a ocupar su lugar detrás de las cámaras.
Por lo demás, la película ostenta una hermosa banda sonora a cargo de Rupert Gregson-Williams (el mismo de “Mujer Maravilla”) y extrañas intervenciones de Coldplay. Decimos extrañas porque la música juega un papel fundamental en la historia, donde Yi se conecta con su papá a través del violín que heredó. Sí, un poquito parecido a “Kubo y la Búsqueda Samurái” (Kubo and the Two Strings, 2016), pero digamos que es pura coincidencia.
Lo importante es que “Un Amigo Abominable” funciona para los más chicos con todo su espíritu aventurero, el sentimiento de pérdida compartido y el importantísimo valor de la amistad, además del amor y el respeto por todas las criaturas vivientes.