Si bien “UN AMOR A SEGUNDA VISTA” no maneja una idea completamente original (se basa fundamentalmente en el típico “¿qué pasaría si un día amanecemos y nuestra vida no es la misma de siempre?” que ya han manejado comedias donde los protagonistas aparecen en cuerpos extraños o en vidas ajenas) tanto dentro de la filmografía contemporánea francesa como dentro del cine que plantea este tipo de distopías, cumple holgadamente con el objetivo de presentar una historia que mezcla comedia, romance, una pizca de filosofía y física cuántica –infaltable referencia a “el efecto mariposa”- y finalmente logra que el producto sea sumamente tentador.
Raphaël (François Civil, a quien puede verse en streaming junto a Juliette Binoche en “Clara y Claire”) ha logrado establecerse como un exitosísimo escritor de best-sellers para un público joven, escritor de esas sagas convertidas en un boom literario que lo ponen al tope de todos los récords de ventas. Su mujer, Olivia (Joséphine Japy) es una talentosa pianista, sumamente dotada, que a partir de su matrimonio ha comenzado lentamente a vivir a la sombra de su marido, dejando de lado su desarrollo personal y postergándose en función de la vida en pareja.
El éxito de Raphaël los va distanciando cada vez más, y mientras ella se siente que ha resignado una importante parte de su vida en función a la construcción de una pareja, él parece estar cada vez más inmerso en la adicción al trabajo, en su propia carrera y en ese “mareo” que implicar estar en la cresta de la ola.
Poco a poco él va descuidando completamente a su pareja hasta que una mañana despierta en una vida paralela, sin ella, como cuando era soltero. ¿Qué evento ha hecho que su vida haya cambiado por completo y que ya no sea el exitoso escritor sino un profesor de literatura de colegio secundario solitario y sin pareja estable?
El guion del propio Gélin junto a Igor Gotesman y Benjamin Parent, acierta en esa liviandad de proponer un tono que roza la fábula, casi con un toque de cuento de hadas para plantear(nos) que pasaría en nuestra vida cotidiana si algo que damos por sentado, que tenemos al alcance de la mano y al que no le damos demasiado valor, cambia de la noche a la mañana y lo perdemos para siempre.
Hablar puntualmente de aquellas cosas a las que no les damos importancia hasta el momento en que se pierden, puede sonar a lugar común y a frase hecha pero es exactamente la propuesta que hace “UN AMOR A SEGUNDA VISTA”: asumir esa obviedad y precisamente desde ese mismo lugar proponer situaciones divertidas –incluso algunas de ellas desopilantes y muy bien logradas en el segundo acto- para proponer un espacio de reflexión sobre este tema con humor (humor a la francesa pero con toques de comedia americana), sin escaparse del marco de una comedia romántica que, aunque pueda ser previsible, logra tener un ritmo que mantiene el interés y con personajes con los que el espectador empatiza casi automáticamente.
Lo único que podrá señalarse es una duración algo prolongada para una comedia de estas características que atenta sólo parcialmente contra los resultados, pero el carisma de los protagonistas, la química en pantalla y esta magia de entrar en una vida con muchas vidas a la vez, sigue siendo una idea cinematográficamente atractiva.
Gélin sabe cómo llevar el pulso del juego de “qué pasaría si…?” y logra que el producto que resulte una comedia muy disfrutable… Y poder reflexionar, al mismo tiempo -sin mayores pretensiones que una aire liviano pero sensible a la vez- sobre la pareja y al amor como una construcción, un golpe de suerte, un poco de magia en ese encuentro de dos almas y, por supuesto, mucha estrategia.
POR QUE SI:
«El carisma de los protagonistas, la química en pantalla y esa magia de entrar en una vida con muchas vidas a la vez»