ARTE VS. FOTO DE PERFIL
El amor es tal cuando es fiel pero no solo con la otra persona sino también con uno mismo. Cuando uno de los dos intenta cambiar al otro y lo consigue, de a poco empiezan las crisis, el romance se destruye y cada uno quiere retomar su vida por separado. Ahí aparece la famosa excusa de “Ya no sos el que eras antes”. Hoy en día, en un mundo en el que podemos estar las 24 horas creando relaciones a miles de kilómetros de distancia, la comunicación digital hizo que nos olvidemos de ese propio individuo para únicamente crear una imagen externa que es representada en una autofoto de perfil o lo que ya aburridamente llamamos una ‘selfie’.
En este planeta se encuentra Lucas (Martín Bossi), un comediante stand-up independiente y profesor de teatro en la ciudad de Buenos Aires. A sus clases, concurre gente muy diversa con diferentes trabajos, nacionalidades y ocupaciones. Alentado siempre por el póster que tiene del Che Guevara en una de las paredes de su casa, el muchacho es fiel a sus valores y piensa siempre en hacer lo que lo haga feliz sin rendirse. Es un artista. Sin embargo, todo este equilibrio en su vida empieza a desmoronarse cuando se junta con la desprotegida de Guadalupe (María Zamarbide). Ella es una de sus alumnas y trabaja en el área de Marketing para una empresa digital. Tras varios intentos fallidos arriba del escenario en los que hace el ridículo, la chica entra en crisis con su vida y recurre a su profesor para pedir ayuda.
A partir de ahí, se chocan esos dos mundos antagónicos: el de una mujer profesional que quiere progresar en lo laboral con el de un muchacho que mantiene un espíritu más humilde y está orgulloso de dar sus clases, aunque el dinero no le sobra. Ya enamorados, ella le hará un Facebook y todo se empezará a ir de a poquito al carajo.
A pesar de este simpático argumento, el film creado por los mismos productores de “Viudas” y “Corazón de león” cuenta con muchas falencias tanto en su trama novelesca como en los elementos utilizados para contarla. Entre las actuaciones, la más divertida resulta ser la de Luis Rubio, quien hace de jefe de la chica y le gusta hacer sus veces de payaso. En el polo opuesto, Manuel Wirtz encarna al mejor amigo de Lucas e interpreta un papel de actor fracasado, obviamente que le sale a la perfección. Mientras tanto, al hiperactivo de Martín Bossi le cuesta mucho salir de su personaje de la vida real y le queda raro el papel de galancito. Al ser su primer gran protagónico, está perdonado. Y ella, María Zamarbide, es insoportable con todos sus histeriqueos. Además, tenemos a Jorge ‘Carna’ Crivelli haciendo de ventrílocuo con un humor bastante grasa y a Roberto Carnaghi robando otro poco de papel.
Por otro lado, con todo esto del stand-up, las risas resultan ser claves y por momentos aparecen cuando realmente no hay nada gracioso. Es decir, hay risas en los altoparlantes pero no en la sala. A su vez, hay otros acontecimientos que son bastante faranduleros casi sin causa y el giro del final también es bastante arbitrario e injustificado. Lo más destacado de todo el relato resultan ser sin dudas algunas de las enseñanzas que da Lucas en sus clases, que reflexionan sobre el sentido de la comunicación y cuentan como el stand-up es un método de catarsis para llegar al conflicto riéndose de uno mismo. Todo lo opuesto a lo que puede llegar a transmitir Guadalupe, quien le tiene pánico a las reuniones laborales y es amante de las redes sociales.
En conclusión, “Un amor en tiempos de selfies” es una mala película pero una divertida comedia romántica ideal para jóvenes tórtolos o seguidores del ‘Bailando por un sueño’. El título del film ya retrata por sí mismo lo que es esta obra y aunque muchos puedan decir que esto es una basura, hay muchos otros que también la disfrutan. Les guste o no, esta es nuestra industria cinematográfica.