La unión de una directora comprometida con una temática femenina con perspectiva de género, Catherine Corsini ,con una escritora muy popular en Francia, Christine Argot que ha contado en sus novelas rastros personales como el abuso que sufrió y como sobrevivió a ese trauma. El guión es de la directora y Laurette Polmanss. El largo film muestra a un hombre manipulador como disparador de la historia desde el punto de vista de una de sus víctimas, su hija. La directora elige contar la primera parte de la historia como una relación de amor loco, unida a bellos paisajes, para mostrar la total entrega de una mujer de pueblo chico, deslumbrada por un traductor de clase adinerada que la seduce y, escudado en su lecturas, logra que ella acepte esa relación que la arrasa en su pasión y goce a una situación que no es fácil; renunciar a sus ideales de un casamiento próximo, y luego criar a su hija sola, anotada como con padre desconocido. Hablamos de la década del 50 y de una mujer que se adapta, soporta, una situación donde ese hombre aparecerá para encenderla y luego desaparecer ostentando una condición de machista, un egoísmo despreciable, un hombre sin culpas ni compromisos que la maneja a su antojo. Pero en la segunda parte de la película todo se torna oscuro con el abuso naturalizado por el hombre, anestesiada la capacidad de reacción de la madre y por fin esa comunicación con su hija tan temida y en un punto reveladora. Una que provoca la repulsión de cualquier mujer contemporánea. Pero mostrada la historia con una sinceridad dolorosa que apela a la compresión. Con grandes actuaciones.