Al final de los años 50, en Châteauroux, Rachel, modesta oficinista, conoce a Philippe, un joven proveniente de una familia burguesa. Las diferencias sociales y religiosas producen que él se mantenga a distancia y el amor no se convierta en pareja. De ese vínculo nacerá Chantal, una niña que Philippe no reconoce legalmente aunque la ve alguna vez a lo largo de los años. El film está narrado en la voz en off de Chantal, quien describe todos y cada uno de los pasos que dio su madre, en una licencia poética que la película se toma para ver el camino de esa mujer madre soltera desde la perspectiva de los años siguientes.
Intenso drama, minucioso en la descripción de las relaciones madre e hija, la película tiene giros no muy sorpresivos pero sin de profundo dramatismo. A pesar de que no todas las escenas y no toda la narración se mantiene en el mismo nivel, la emoción aflora poco a poco. La bajada política socio política que la hija explica con palabras al final no se sabe si es la tesis que sostiene el film o si simplemente es como hoy las jóvenes ven el mundo de sus madres. Como sea, vale la pena recorrer el camino de silencioso coraje e indudable fuerza de esta mujer que se abrió paso en una época menos generosa que esta para una mujer sola.