El año pasado Un amor inseparable fue una de las revelaciones en el Festival de cine independiente de Sundance y esta semana fue nominada al Oscar en la categoría de Mejor Guión Original.
La trama está basada en las experiencias reales que vivieron el comediante paquistaní Kumail Nanjani (quien se interpreta a sí mismo en el film) y la guionista Emily Gordon, encarnada en la ficción por Zoe Kazan (Ruby Sparks).
La pareja fue responsable de escribir este argumento que narra el origen de su matrimonio y las dificultades que enfrentaron cuando ella enfermó gravemente.
El film ofrece una comedia romántica muy entretenida que hace hincapié en el choque cultural que se produce entre las familias de los protagonistas.
La historia explora con humor las tradiciones de las familias musulmanas y la conmoción que generó para los padres de Nanjani el hecho que el humorista se enamorara de una mujer norteamericana.
El romance fue trabajado con bastante realismo y nunca se excede en el sentimentalismo ni las situaciones dramáticas. De hecho, la película es prácticamente una sitcom de dos horas, ya que el foco del film se centra en los diálogos graciosos.
Un amor inseparable es simpática y entretiene pero no deja de ser una película más del género.
Su desconcertante nominación al Oscar responde a un expresión de corrección política de la Academia de Hollywood, por el simple hecho que el film se relaciona con la cultura musulmana y los inmigrantes en Estados Unidos.
La película no toma ningún riesgo con la temática que trabaja ni brinda algo original como para destacarla de un modo especial.
Si el comediante Nanjani hubiera sido italiano la realidad es que esta historia hubiera terminado en la sección de comedias de Netflix.
Eso no le quita sus méritos, ya que es una película decente, pero la aclamación de la prensa norteamericana para variar fue extremadamente exagerada.
Para quienes busquen una propuesta dentro de este género de todos modos es una opción que se puede tener en cuenta.