Un amor inseparable: pareja irresistible, romance perfecto
En un momento en el que según su parecer las películas eran muy malas, la crítica estadounidense Pauline Kael se preguntaba "¿Por qué, aún así, seguimos yendo al cine?" Y se respondía: porque necesitamos ir al cine, necesitamos el cine. Habría que ser más específicos y decir que necesitamos cada vez más un género que ha disminuido drásticamente su presencia en pantalla: la comedia romántica. Quizás esta crítica parta sobredeterminada por esa necesidad, pero dan ganas de celebrar con creces este estreno tardío.
Un amor inseparable parte de terreno cenagoso: está basada en una historia real que incluye una enfermedad grave y mandatos culturales y familiares que se oponen a la pareja, y tiene una duración mayor a dos horas. Pero este relato confía con determinación en la base del género: cuantas más dificultades, más desearemos el final feliz. Y desde allí se nos cuenta el encuentro entre el aspirante a stand-up comedian de origen paquistaní y la estudiante; la evolución de su pareja, las dificultades triviales y las serias.
Hay algunas reiteraciones y algún uso esporádico de fórmulas narrativas simplistas, pero lo que domina es el humor de tonos diversos -no faltan, por suerte, el negro y la capacidad de reírse de sí mismos de los personajes-, unos personajes secundarios amables y adorables (especialmente los padres de Emily, que incluyen a Holly Hunter) y la mirada cambiante y la mandíbula perfecta de Zoe Kazan, que generan química inmediata con su coprotagonista y con nosotros.