El amor es complicado, no solo implica “querer” o tener afecto por una persona, sino que además involucra una entrega a dicho deseo de unión. Es algo que nos alegra y nos motiva anhelando la compañía de alguien, pero que también envuelve a la presencia en los momentos adversos, desfavorables y contraproducentes. Como suele decir la frase hecha “En las buenas y en las malas”. Especialmente en las malas, en algunos casos.
Dentro de los sentimientos, el amor es uno de los más complejos, ya que afecta al ser humano y, por lo general, no suele corresponderse mucho con su manifestación en el ámbito cinematográfico. Decimos generalmente, porque como en todo espacio representativo suele haber excepciones, y “The Big Sick” (su título original) es el más reciente y uno de los más distintivos de los últimos tiempos.
La película está basada en la historia real del comediante de origen pakistaní Kumail Nanjiani (“Silicon Valley”) y su novia Emily, una pareja que se conoce durante un show de stand up. Cuando parecía que todo iba a quedarse en un encuentro de una noche, su relación empieza a avanzar y eso le implica problemas a Kumail que viene de una familia musulmana conservadora que todavía sigue rigiéndose por los matrimonios arreglados y por la preservación de las tradiciones y costumbres de su doctrina religiosa. Es así como la pareja entrará en crisis y el círculo familiar del comediante también se verá comprometido cuando se lo obligue a elegir entre su familia o su novia.
Hasta acá todo perfecto y resulta una historia bastante convencional, la cuestión pasa porque la película da un giro de 180 grados pasada la primera media hora de relato, y las cosas se ponen bastante interesantes. A veces en la vida nos enfrentamos ante vicisitudes inesperadas que nos ponen a prueba a nosotros y a las personas que nos rodean, a Kumail le pasó luego de pelearse con su novia y cortar relación por diferencias culturales. Emily cae internada y el único que puede inmediatamente acudir en su ayuda es Kumail, quien además se ve obligado a llamar a sus padres que viven en otro Estado. Beth (Holly Hunter) y Terry (Ray Romano) acuden rápidamente al auxilio de su hija, y conocen a su ex novio en un primer acercamiento frío y desconfiado. Pero con el correr del tiempo la enfermedad de la muchacha los unirá como toda experiencia traumática. Por un lado, Kumail comenzará a distanciarse de su familia pero entablará un vínculo con la de ella. Esto comprende uno de los elementos más atractivos del film.
La película resulta ser un relato que le da un giro fresco y original a la fórmula de las rom-coms (comedias románticas). Su guion excelentemente escrito nos hace adentrarnos en la intimidad de una familia de origen musulmán que busca mantener sus costumbres en tierras norteamericanas mientras que el hijo menor de esa familia intenta abrirse camino a experiencias propias alejadas de los tradicionalismos pero con un profundo respeto por su origen. La historia se beneficia de la presencia de Kumail, Romano y Hunter que representan los puntos más altos del film. Sus capacidades actorales les permiten pasar de la comedia al drama sin escalas y de una forma totalmente armónica.
En síntesis, la película nos ofrece una mirada mucho más realista a las relaciones de pareja que la mayoría de las comedias románticas y/o dramáticas. Con un guion estupendo y una dirección inspirada de Michael Showalter (“Wet Hot American Summer”, “Love”), que viene de una larga trayectoria en dicho género, podemos decir que “Un Amor Inseparable” es uno de esos relatos de perfil bajo que sorprenden por su honestidad y la prolijidad con la cual fue construida.