Hace rato que no escribo sobre una comedia romántica que me haya gustado. Es más, hace poco escribí que era un género en vías de extinción. Pero por suerte ahora llega este retrasadísimo estreno, que acaba de obtener una nominación al Oscar por mejor guión original.
The big sick, cuya traducción vendría a ser algo así como “La gran enfermedad”, título bastante más acertado y coherente con la historia que el que recibió aquí, nos presenta un mundo que se nos hace muy natural y cercano pese a las distancias.
Es más, está basado en un hecho real, que le ocurrió al guionista y protagonista Kumail Nanjiani.
La gran riqueza de este film son sus personajes y sus diálogos, la manera en la cual dicen sus líneas.
No parece una película en el sentido que da la sensación de que estamos espiando conversaciones.
Sin dar spoilers, lo que ocurre te toca el corazón y es imposible no empatizar. Más aún por la forma en la cual está todo narrado.
Zoe Kazan, una de las mejores actrices (creo que mi favorita) que dio el indie norteamericano en los últimos 10 años, nos vuelve a regalar otro gran personaje, y es imposible que no te enamores.
Y sin perder su humor característico, el comediante Kumail Nanjiani nos muestra otra faceta suya. Una que aborda la colisión de culturas y otra mirada sobre el amor.
The big sick nos demuestra que aún el género romántico, en su variante comedia, puede estar vivo si se sabe por dónde llevarlo.
Y aunque no pase a la historia como referente ni hito, ya sea porque no posea escenas que marquen o vueltas de tuerca inesperadas, es buen cine.
Una demostración que fuera del Hollywood mainstream hay mucho talento. Así lo manifiesta el director Michael Showalter, creador de la ya clásica -y ahora popular gracias a la serie de Netflix- Wet hot American Summer (2001).
Se apropia de la historia dándole todo el poder a los personajes.
En definitiva, The big sick no solo es una rareza para los tiempos que corren en el género sino que es una rareza en la cinematografía actual, así que aprovechen y vean una buena historia en el lugar que corresponde: un cine.