Dos hombres y una mujer, treinta años después
La directora de Herencia y Lluvia se basó en un cuento de Sergio Bizzio para un relato que trabaja sobre elementos quizás ya vistos muchas veces en el cine, pero que son abordados con encanto y sensibilidad en una película que encuentra un sano equilibrio que le permite conseguir la emoción sin caer en el sentimentalismo o el golpe bajo.
Construida en dos tiempos distintos (unos adolescentes durante unas vacaciones de verano a fines de los años ‘70 en un pueblo entrerriano y la actualidad de esos tres personajes ya adultos), Un amor pendula entre la inocencia, el despertar sexual, los códigos de amistad y las contradicciones íntimas de Lalo, Bruno y Lisa, y el reencuentro de los protagonistas tres décadas más tarde, ya adultos, curtidos, bastante golpeados por la vida ¿Recordar? ¿Olvidar? ¿Retomar aquello que quedó pendiente? ¿Volver a empezar? ¿Una simple ilusión? ¿Un ejercicio de nostalgia? De eso se trata esta película honesta y sentida.
Quizás sobren algunos parlamentos o ciertos pasajes musicales que enfatizan demasiado lo que la directora y sus actores ya habían conseguido con sus imágenes y sus climas, pero más allá de algún lugar común del subgénero "triángulo amoroso" y de los aislados subrayados, estamos ante una película sobria y tierna. Con el sello de una realizadora que, como Hernández (a contramano del minimalismo y la austeridad de buena parte del Nuevo Cine Argentino), parece no tenerle miedo a exponer en pantalla los sentimientos más primitivos y esenciales de sus criaturas.