Un amor con minúscula
Cuando todos objetamos saber de “amores”, muy pocas historias sobresalen de las comunes. El amor está a tan punto idealizado que hasta, a veces, muchas parejas rompen por no soportar la desilusión que provoca la realidad de lo cotidiano. Imagínense entonces cuánto tiene que hacer un director para llamar nuestra atención sobre esta sensación tan polémica: mucho. No alcanza con hablar simplemente de una historia bonita, tiene que tener algo sumamente especial. Paula Hernández realiza una película simpática, pero que no llega a conmover. A pesar de estar muy bien hecha no deja nada, no provoca al espectador nada en especial.
Lalo y Bruno son los protagonistas de esta historia de amor junto a Lisa. Sí, es un trío de amigos con algunas confusiones. Son dos hombres enamorados de una misma mujer pero aquí no hay lugar a ninguna competencia, ella sólo ama a uno de ellos. Lisa fue la revolución de dos chicos pueblerinos cuando llegó a Victoria en 1970. Con actitudes alocadas y rebeldías propias de adolescencia, esta mujercita les muestra otro mundo, los hace divertirse en medio del tedio de un pueblo en el que no pasa nada. Pero acorralada por las decisiones de sus padres, Lisa tendrá que partir sin avisar a sus amigos. Los progenitores de la muchacha eran perseguidos políticos por eso viajaban de una parte a otra sin dar aviso de su salida.
Pasarán 30 años para que los adolescentes vuelvan a encontrarse. Lisa buscará recuperar ese amor que perdió en su adolescencia y, que a pesar de conocer en esos años a muchos hombres, nunca había podido olvidar.
Es uno de los fuertes de la película las actuaciones. Conectar el pasado con el presente requiere que los actores que hacen de los protagonistas crecidos tengan mucha compenetración con el personaje de adolescente. Si este pasaje no resulta creíble, difícil podemos tomar en serio a la narración. En este caso Luis Ziembrowski con Agustín Pardella haciendo ambos de Lalo realizan unos muy buenos papeles. Es muy impresionante ver cómo manejan una mirada tan similar y cómo llevan consigo ese aire pacífico. Los demás actores están bien, pero este dúo sobresale del resto.
La historia plantea de trasfondo la persecución política que vivían los padres de Lisa, pero aún así resulta muy poco, es un aderezo que sólo aporta el porqué de los viajes de la protagonista. Al film le falta algo de chispa, de emoción. Hay sufrimiento, hay tristeza y depresión pero no está bien trasmitida. Le falta alma, quizás. No es empalagosa, como muchas otras, pero tampoco emotiva.