Claire Denis lleva al cine "Fragmentos de un discurso amoroso", clásico del semiólogo Roland Barthes. ¿El resultado? Una subyugante y por momentos tediosa experiencia de seguimiento de su protagonista. Son largas escenas de diálogos que fluctúan entre la superficialidad, la seducción y la tensión, entre esta artista plástica en busca de amor y una serie de señores. De una relación a otra, recibiendo más insatisfacciones que placer (o quizá ahí está el placer), algo desconcertante sucede en la contemplación de sus intimidades, a la vez un poco aburrido y fascinante. Hay al final una escena increíble con Gerard Depardieu. Pero lo más increíble, lo fascinante, es Juliette Binoche. No hay forma de sacarle los ojos de encima a ese prodigio de belleza, inteligencia y sol interior.