Revisar el pasado y las relaciones es una constante en las películas de Claire Denis. La directora francesa lo vuelve a hacer en "Un bello sol interior" inspirado en "Fragmentos de un discurso amoroso", de Roland Barthes. La misma directora advirtió que su película no debía verse como una adaptación de ese texto, pero es partir de allí que construye el universo desolado, histérico, contradictorio, irascible y sensible de Isabelle.
Interpretado por Juliette Binoche -y la actriz transmite con sutileza cada uno de esos estados- Isabelle es una artista plástica de mediana edad, bella, atractiva, sexy, inteligente y, sobre todo, que intelectualiza cada una de las ideas, hechos y palabras que le dan forma a su vida. Tal como lo hizo en "Chocolate", "Bella tarea" o "35 Rhums", sus personajes no pierden de vista un pasado que irrumpe de alguna manera en el presente. En el caso de Isabelle, su zozobra emocional también la hace dudar del futuro. Entre flashes de un humor elíptico y amargo, Isabelle tiene sexo, se enamora y se decepciona y construye discursos que intentan desentrañar el misterio y la falibilidad del amor.