UNA COMEDIA FIRMADA POR BARTHES
Todos los espectadores nos creamos preconceptos acerca de lo que un director puede o no puede filmar. Si somos más descarnados hasta podemos decir que “sabe o no sabe” filmar ciertos géneros, ciertos temas o que ciertos argumentos no son aptos para su estilo. Pero – por suerte – la magia del acto creativo cada tanto nos da una buena lección anti prejuicios y nos encontramos nadando en aguas que considerábamos imposibles para ciertos autores.
En este último relato de la consagrada septuagenaria directora francesa Claire Denis (Chocolate, Bella tarea, White Material), el cambio de paradigma se impone con una triada devastadora de la moralina cinéfila: “Claire Denis + Roland Barthes + Comedia Romántica”.
La trama elegida se presenta con simpleza y hasta podríamos pensarla como (engañosamente) trillada: Isabelle es una artista plástica parisina, divorciada y con una hija de 10 años, que transita un momento de intensa búsqueda amorosa en su vida. Su deseo circula tras la huella del objeto del amor por lo que se entrega a diversas relaciones afectivas que la sumergen en un remolino de emociones polarizadas. Suspendida entre la ilusión del amor ideal y la angustia de la vida real, la bella Isabelle anda y desanda los caminos que espera la conduzcan al hombre de sus sueños.
La clave para entrar al universo de esta bella historia y sus reglas anti prejuicios es la palabra “juego”, pues todo se presenta como un gran artificio. Lejos de la intención realista asistimos a la representación en su estado ideal de “hacer como que” las cosas pasan sin que pasen del todo.
Pero el punto de base es sin duda la inteligente y audaz transposición del mítico ensayo del pensador francés Roland Barthes, “Fragmentos de un discurso amoroso”. Un texto inolvidable de los años 70, con 80 capítulos que abordan la retórica del amor en sus múltiples sentidos citando a grandes pensadores como si dialogaran de estos temas que hacen al discurso: abismarse, abrazo, adorable, angustia, demonios, celos, carta, compasión, dependencia, encuentro, corazón, ausencia, espera, exilio, mágica, languidez, obsceno, signos, solo, ternura, unión, verdad, te amo.
La chispa de la adaptación realizada es la libertad que logran Claire Denis y Christine Angot en la lectura del ensayo germen. Este trabajo recibido por encargo se sale de la seriedad protocolar que puede producirse al adaptar un texto filosófico haciendo en su interpretación un pasaje de lo abstracto a lo vital, lo lúdico, emoción en acción. Sin dejar de ser desmitificante, el abordaje deja sobre la mesa la idea de que la espera de amor perfecto, romántico, pasional e idealizado no existe.
Isabelle vive en la piel de la hipnótica Juliete Binoche, en uno de los mejores papeles de su carrera. Salta de la angustia y la ansiedad, a la euforia y el goce con un pase digno de las mejores bailarinas. Sublime, seductora, infantil, erótica e insoportable, recorre con un brillo vital todos los estadios del personaje en su búsqueda de forma tal que es imposible dejar de mirarla y hasta sentirla tangible.
La realización visual lleva la marca de una artista que madura en su discurso y no titubea detrás de ningún género. Se presenta filosa, precisa, contundente. Sus encuadres de sintética belleza van de la mano de la labor fotográfica de Agnés Godard que envuelve a los personajes con una luz que los acaricia en sus vaivenes de colores e intensidades.
Algunos datos son importantes para apreciar esta singular película de autor: no es filme de carcajadas ni gags americanos, no intentar esperar resoluciones ya que el amor no aparece como un hallazgo sino como el “ir hacia” entregados al derrotero del deseo, y quedarse hasta el final de los títulos cuando discurre una escena entre Juliete Binoche y Gerard Depardieu que es una gran ironía , sellando por un lado la comicidad del filme y jugando por otro con la connotación que genera que sean estos los actores que la representan.
Si hay algo que se transmite es el abanico completo de la discursiva del amor, y entre tantas de sus facetas está “En la calma tierna de tus brazos”, como diría Barthes. “El gesto del abrazo amoroso parece cumplir por un momento, para el sujeto, el sueño de unión total con el ser amado”. Y ver a “La” Binoche perdida en un abrazo, es definitivamente un placer inolvidable.
Por Victoria Leven
@victorialeven