Celia trabaja artísticamente con la basura que su madre, acumuladora compulsiva, ha ido juntando en su casa. La película es la narración de todo el proyecto de hacer una nueva obra mientras se filma todo lo que le pasa al equipo. Es un proyecto arriesgado porque es imposible saber en qué dirección irá la historia. Muchas series de televisión del estilo reality nos han enseñado como son los acumuladores compulsivos. Editados de forma manipuladora y subrayada, esas serie son, de todas formas, bastante más claras y contundentes que esta película. Sí, acá hay una intención más profunda, pero las intenciones no son tan importantes como los resultados. La película tiene mejores imágenes que un documental televisivo, pero se pierde con los discursos.
Tal vez lo más logrado de la película sea su título: Un bolso lleno de carteras resume muchas de las cosas que la película narra. El concepto de que la acumulación es un proceso de cajas chinas que no tiene fin. Pero la película tiene un inconveniente insalvable. Los artistas, como aparecen en la película, brillan con sus obras pero no tanto cuando explican sus proyectos. Quien haya visto documentales sobre rodajes donde se habla del proceso creativo, la mayor parte de las veces las cosas que se dicen no son muy sofisticadas ni interesantes. Tal vez un documental más tradicional o clásico hubiera triunfado donde la película falla. Hay demasiados momentos irrelevantes que bordean un ombliguismo que le quita autoridad y fuerza a la historia.