A priori la premisa de Un Camino a Casa, claramente nos deja ver que la película va a ser una historia movilizadora. No hay dudas. La historia de un chico de Calcuta que se pierde, es adoptado por Australianos y comienza la busqueda desesperada de su familia biológica decadas despúes es claramente emocionante.
Lo que yo esperaba, y nunca paso, es que por una vez, una película de este estilo, no recurriera al golpe bajo y previsible. Que no me quisieran hacer llorar, sino que me permitieran emocionarme con la historia naturalmente. Y ese deseo fallo. Estrepitosamente.
La manipulación emocional a la que recurre la película es agobiante. La música, las locaciones, la manera de pegar bajo el cinturón, es prácticamente burda. Es como si hubieran usado una receta diseñada para hacernos llorar, y si bien emociona por momentos, esa emoción es artificial, porque se le ven los hilos. Se nota. Se nota mucho.
A eso se agrega que prácticamente por momentos parece una publicidad de Google (basta nomás ver que el póster tiene el buscador de la marca en el medio del póster) y ni quieren ocultarlo. Y como si fuera poco, no entiendo la nominacion al Oscar de Nicole Kidman, con un papel no solo basico, escrito solamente para disparar la busqueda del chico, sino que ademas, no tiene matices ni fuerza.
En definitiva, la historia es interesante, las actuaciones son correctas, la música es melodramática, y la dirección de Garth Davis, siendo su primer largometraje, es sumamente televisiva, básicamente entregando un largometraje efectivo, pero al mismo tiempo vacío y diseñado para la época de premios.