¿Nos siguen pegando abajo?
¿Qué es un “golpe bajo”? Un golpe bajo en primera medida parece ser exactamente eso. Un golpe abajo. ¿Abajo de qué? De la cintura, ahí donde duele. En una pelea, por más salvaje que parezca, también hay reglas. Una de esas reglas sería no golpear debajo de la cintura. Eso sería una falta, jugar sucio. También el golpe bajo es algo que no esperamos. Un golpe donde no tenemos defensa implica una traición.
Entonces deberíamos pensar que por muy libres que sean el arte y el cine igualmente tienen sus reglas. Reglas que por lo general ponen los espectadores. A veces en conjunto, a veces en solitario. La mayoría no aceptamos que el mayordomo sea el asesino si el mayordomo nunca apareció antes durante toda la trama. Algunos no aceptan que en las películas de tiros nunca se gasten las balas. Le ponemos límites a estas películas a partir de lo que esperamos ver en ellas. Si no los cumplen nos sentimos traicionados.
También nos podemos sentir traicionados si nos hacen emocionar de una manera tramposa. Lo que involucra dos cuestiones. Por un lado, hay formas que decretamos como válidas y formas que no. Y por otro, el cine no es solo el emocionarnos con una historia. Esperamos algo más de este arte en particular. Alguna habilidad propia de la disciplina. Entonces al uso directo de escenas injustas que obviamente manipularían nuestra sensibilidad, por ejemplo imágenes de un niño sufriendo, le pediríamos un tratamiento más pertinente, más complejo.
Un Camino a Casamuestra a Saroo, un niño indio de 5 años que se desencuentra de su familia. Sube a un tren equivocado y viaja por días hasta una ciudad lejana. Vive en la calle y ninguna autoridad puede dar con sus familiares ya que no habla el idioma y además él no sabe exactamente dónde es que vivía. Luego de pasar por un internado es adoptado por una pareja australiana. Saroo ya con 25 años empieza una búsqueda laberíntica para dar con su verdadera madre, sin tener casi ningún dato para encontrarla.
Nosotros jueces-espectadores dictaminaremos siUn Camino a Casanos hará emocionarnos de alguna manera tramposa o no. Aunque también podemos jugar a juzgarnos y pensar. ¿Nos emocionamos realmente ante un niño en la calle y solo? ¿O es tan esperable que ya construimos un mecanismo de defensa?