"El tío Sam"
Paradójicamente es difícil y fácil hablar de esta clase de películas indies en las que tranquilamente podemos encasillar a “Un camino hacia mi” de Nat Faxon y Jim Rash.
Lo fácil pasa por el lado del esquema repetitivo y en cierto punto cansino que tienen estas producciones pequeñas. Es decir, si ya viste todos los films de esta clase que salieron de Estados Unidos luego del suceso que fue “Pequeña Miss Sunshine”, le encontrás rápidamente la vuelta a este tipo de películas.
¿Eso las convierte en malas producciones? No siempre. De hecho, es muy raro que el cine indie norteamericano la pifie demasiado, ya que en los últimos años se convirtió en un sub-genero que creció bastante y sirvió a su vez como plataforma para grandes directores, guionistas y actores.
Las películas indies últimamente se pueden convertir, eso sí, en productos predecibles. Y eso, generalmente, no suele ser divertido a la hora de verlas.
Cuando me refiero a lo difícil de hablar de producciones de este estilo lo digo por algo que va más allá de la comprensión y análisis que pueda hacerse mediante palabras y es ni más ni menos que la emoción que transmiten.
El buen cine indie norteamericano siempre te llega, te roza, te acaricia y te hace emocionar de una forma que otras películas no lo hacen. Y a eso no hay que con que darle.
La clave puede estar en sus historias pequeñas, casi introspectivas y cotidianas que atraviesan sus personajes humanos y realistas. Es muy difícil sentirse distante hacia todos los personajes que suelen ofrecer esta clase de films.
De hecho, creo que los numerosos, extensos y pequeños personajes puestos en escena por los realizadores de esta clase de trabajos, apuntan básicamente a eso: A darle a todos los espectadores algún personaje con el cual puedan identificarse en cierto punto.
“The Way Way Back” es el debut tras las cámaras de Nat Faxon y Jim Rash, guionistas de “The Descendants” de Alexander Payne, y la verdad es que estamos frente a una película destinada a soportar miles de visionados hasta que pierda su característica principal: Ser inoxidable.
No está anclada históricamente a ningún contexto, sus personajes no reflejan ningún estereotipo que pueda pasar de moda y su guión apela a un humor tan básico, acido y sano que se mantendrá vigente por un largo tiempo.
Y la magia radica también en esa paradoja: ¿Se puede hacer un humor acido, reírse de situaciones que políticamente son incorrectas y estar al mismo tiempo haciendo algo bueno y ofreciendo un entretenimiento sano?
Faxon y Rash lo confirman con creces a través de una galería de personajes y situaciones que te desprenderán risas por montones dentro de la sala de cine, o donde sea que veas esta película.
Duncan (interpretado de forma contundente por el joven Liam James) es un adolescente de 14 años bastante tímido y reprimido que tiene que pasar el verano con su madre Pam (la siempre correcta Toni Colette) y su nueva pareja Trent (Steve Carrell, grande como una casa) en un pequeño pueblo costero.
Durante el transcurso de esos aburridos primeros días conocerá a su vecina Susanne (la hermosa AnnaSophia Robb), al hermano de Sussanne, Peter (personaje entrañable si los hay) y al bizarro, fantástico, loco y maravilloso encargado del parque acuático del pueblo, Owen (soberbio Sam Rockwell), quien se merece párrafo aparte.
Ya sabemos que Rockwell es un tremendo actor cuando le dan rienda suelta a su locura, pero lo que ofrece este hermano no reconocido de Matthew Bellamy (el cantante de Muse) en “Un Camino hacia mi” es simplemente brillante y paga todas las veces que sea necesaria una entrada de cine para ver esta película.
Momentos imborrables, risas aseguradas y emoción legitima, sin necesidad del golpe bajo, son algunas de las miles de cosas que le otorga Sam Rockwell a esta película a través de un trabajo que puede considerarse de lo mejor de su ya exitosa filmografía.
Un tipo que a la vista de todos parece un irresponsable, inmaduro y estúpido se convierte a lo largo de la película en la clave y piedra angular de un relato perfecto que ilustra que la vida es maravillosa porque la familia no puede elegirse, pero los amigos sí.
“Un camino hacia mi” es, en definitiva, una gran oportunidad que te da el séptimo arte para pasar un muy buen momento, manteniendo los pies en la tierra, una sonrisa en la boca y las manos listas para aplaudir todo el tiempo.