Más que una comedia triste
En la primera escena, Trent (Steve Carrel) le pregunta con voz nasal a Duncan, el hijo de su novia Pam (Toni Collette) con cuántos puntos se calificaría. El tipo insiste y finalmente el muchacho contesta con un desganado "seis", a lo que rápido, el padrastro en progreso retruca: "Yo creo que apenas un tres".
El comienzo dispara dos preguntas: primero, si Carrel va a poder sostener durante casi dos horas ese personaje despreciable que despierta aversión desde el primer minuto, y el otro interrogante es si las vacaciones que acaba de empezar esa familia ensamblada van a ser tan horribles como parece. La respuesta es afirmativa para ambos casos.
Nat Faxon y Jim Rash, ganadores del Oscar por el guión de Los descendientes (de Alexander Payne) se animan a la dirección con una película de actores, inscripta en la mejor tradición del cine independiente norteamericano, con una comedia triste que pone en el centro del relato a un adolescente solitario, con un padre ausente, una madre que intenta reconstruir su vida con un canalla (adivinen quién) y una hermana apenas mayor que lo ve como una carga. A decir verdad, parece que todos lo perciben de la misma manera.
Es cierto que el film recorre cada uno de los puntos dramáticos que se supone significarán dolor para el muchacho, crecimiento y el descubrimiento de que dispone de una reserva de coraje. Que la llegada al mundo adulto sea con el menor daño.
Pero el camino que plantea la puesta es lo suficientemente sofisticado como para que parezca simple que Duncan encuentre en ese mundo hostil y para colmo con esa alegría falsa del infierno de las vacaciones familiares una figura paterna, simpática, un poco inmadura y definitivamente noble como Owen (el enorme Sam Rockwell), o que haya una importante cantidad de personajes que van a jugar un papel decisivo en la madurez del muchacho, que va conformando su visión del mundo. Así, su carácter se va formando mientras observa y choca con el manipulador Trent, se revela por las humillaciones que recibe su madre, aunque en el fondo la entienda, comprueba que algunos utilizan el alcohol para disimular su soledad e intuye que tiene que superar alguna prueba ridícula para crecer. Rigurosa, amable y también, conmovedora, Un camino hacia mí es casi un milagro en la cartelera.