Resulta complicado que una pelìcula que hable de la etapa más complicada de la adolescencia, vulgarmente conocida como Pubertad, logre hacer justicia a los sentimientos por los que todos pasamos entre los 12 y los 17 años. Y más especialmente cuando involucran problemas como dos familias diferentes y unas vacaciones en las que se debe convivir con el padrastro con el que simplemente se empieza con el pie derecho.
Duncan es un chico que, en plenas vacaciones de verano, debe encontrar su lugar en el mundo, entre aceptar la nueva vida de su madre, defenderla por el amor que tiene y él mismo encontrar el amor y encontrarse a sí mismo. Con ayuda del dueño de un parque de diversiones acuático (Sam Rockwell) y na vecina, Sussanna (AnnaSophia Robb), que más que nunca lo entiende, lo apoya y lo comprende al ser un poco mayor que él, Duncan deberá entenderse así mismo y aprender a valorarse, lejos del "3" de su padrastro (un insoportable Steve Carrell)
Entendemos que a la "industria" de películas indie le encantan este tipo de historias. Comedias con un tinte dramático (o dramas con un tinte de comedia), que situadas en un espacio-tiempo específico, cuenten la maduración de un adolescente y su entendimiento muy particular del mundo. Y esa me parece que es la mayor falla de "El camino de vuelta" titulada en España y otros países de latinoamérica, que son tantas las historias que han contado lo mismo, que esta ya no parece fresca y que, en realidad, no tiene mucho que contar y no genera una gran empatía (al menos no con el protagonista, Liam James -2012, AVP2-) y que aparentemente no tiene ni pies ni cabeza ni un objetivo verdadero de contar una moraleja o una lección de vida.
Desde muy, muy atrás es de esos filmes que, a pesar de que tienen buenas actuaciones, un guión aparentemente sin huecos y una dirección cumplidora, no pasará a la memoria colectiva y sólo será un filme para ver un domingo por la tarde.