Recuerdos de familia
La directora y protagonista del filme encara a los personajes con sapiencia y hasta amabilidad, aún en los momentos más dramáticos de la trama.
Como una película de contrastes, de encuentros y desencuentros, de choques ha planteado, elaborado y realizado la actriz Valeria Bruni-Tedeschi su tercer largometraje como realizadora. Y así como en su opera prima, "Es más fácil para un camello..." (2003), el tinte autobiográfico está omnipresente.
Si bien ignora aquí a su hermana menor, Carla Bruni la cantante y modelo que se casó con el ex presidente francés Nicolás Sarkozy-, sí está la familia de un gran industrial que se ve obligada a vender el castillo del título, y el hermano enfermo de sida. Y su ex pareja en la vida real hace de su pareja, y su madre interpreta a su madre.Freud y una larga corte de entendidos se harían un banquete, es probable, pero el espectador no tendría por qué saber los motivos que llevaron a la actriz de "Actrices" y "Nada que hacer" a realizar la película, y la disfrutarían igual.
Por empezar, Louise (Bruni-Tedeschi) tiene ese extraño encanto de las mujeres que saben lo que quieren, pero lo disimulan, y si no saben qué hacer dan piruetas hasta desconcertar a cualquiera. No a Nathan (Louis Garrel), un actor joven que se enamora de ella y la persigue sin respiro.
Hablábamos de contrastes. A los propios de las desavenencias entre Louise y Nathan, y los internos de la protagonista, se suman los externos, como esa metáfora de la venta del castillo, con todos lo que eso implica -recuerdos, amores- como el fin de una época. Como la necesidad, a la vez, de dar vuelta la hoja y emprender un camino nuevo, hacia lo desconocido.
En eso está, y en eso se debate todo el tiempo Louise, entre su incapacidad para resolver las cosas, pareciera que hasta para lanzarse al amor, y su necesidad de ser madre.
Contra lo que pueda creerse a primera vista, no es "Un castillo en Italia" un filme de tinte feminista, sencillamente es que la protagonista es mujer, y Bruni-Tedeschi reflexiona y hace reflexionar sobre el paso del tiempo, lo que el amor va dejando de arrastre y las relaciones familiares desde su punto de vista.
En el plano de las actuaciones el nivel es óptimo, incluida la propia directora, aunque a veces parezca como pasada de rosca.