El prolongado Continuará
Sus conocimientos en albañilería y su extrema pasión por las películas y la magia de ver cine en una sala llevaron a Omar Borcard a concentrar esas cualidades en la construcción de un cine propio para que los chicos o el público que se acercase a esa sala en Villa Elisa encontraran algo de lo que a él siempre lo llenó de alegrías y emoción.
Un tema de Charly García dice algo así: “Pedro trabaja en el cine y en su mundo de celuloide Pedro es feliz”. Omar lo demuestra cada vez que se le iluminan los ojos y la cámara de la directora Luz Ruciello muestra -valga la redundancia- su luz. Porque de adversidades este hombre entiende y mucho pero también de que la perseverancia para volver a levantar una sala, sin moverse con la presión del negocio que no es rentable, es lo único que lo lleva a seguir adelante en una realidad de un país y una cultura con mucha más oscuridad que luz.
Claro que Cinema Paradiso (1988) es la película simbólica de todo cinéfilo y que mejor transmite esa pasión por ver cine desde el lugar de espectador; por celebrar la locura de ese loco de la plaza que no le tiene miedo a los sueños en la película de Giuseppe Tornatore, acompañado del ángel musical Ennio Morricone en las escenas más gloriosas y emotivas. Omar no es un loco más que desde lo apasionado cuando habla de películas o los géneros, sin pretensiones de erudición académica alguna y eso se agradece por partida doble porque detrás de Omar sólo hay amor por el cine y generosidad por compartirlo como proyecto de cultura más que otra cosa.
La identificación con la titánica y a la vez invisible tarea de Omar Borcard y su cine Paraíso por momentos despierta enormes dosis de optimismo, sus etapas de incertidumbre, o frustración, que también forman parte de su vida de cine con final abierto dejan en claro y muy bien parada a la directora, quien encontró el término medio entre la distancia emocional y la aproximación a un personaje absolutamente cinematográfico.
Lo único que se anhela de esta gran historia es un prolongado Continuará y que si se apagan las luces no se pierda ni un segundo la magia.