El neuquino Miguel Zeballos descubrió el mundo de las mujeres cantoras en el norte de esa provincia. Un universo duro, de contacto con la naturaleza y los animales, que subyuga a través de las bellas imágenes de este film que se presenta como un ensayo poético y puede verse en el Gaumont. Lo que iba a ser un documental sobre estas cantoras terminó convirtiéndose en la historia de una de ellas, cuya presencia, en la localidad de Las Ovejas, marca la película. Mucho más que la poética impuesta desde el texto del director, que anuncia un trabajo personal, casi introspectivo, sobre el tiempo y el vacío.