Un pequeño pueblo olvidado de la localidad neuquina, en la cordillera de la Patagonia, allí la cámara sigue a una mujer solitaria llamada Mercedes Muñoz que alimenta y cuida a los animales, que son su herramienta de trabajo y subsistencia, realiza ella sola un duro trabajo de campo, ella misma corta la leña, muy pocas veces la acompañan su nieto y otros familiares.
El rostro de Mercedes está marcado por la experiencia, la soledad y la rutina, vive alejada de la civilización, pero por momentos cuando recuerda a su madre María Eleonor Muñoz la invade una fuerte emoción. Este es un relato intimista, formando parte de un ensayo poético y filosófico, sobre el tiempo, la memoria, el vacío y la muerte y con cierto toque experimental.
Dentro de los rubros técnicos goza de la buena fotografía de Miras Vega, reflejando las nubes, la lluvia, la nieve, el viento, las cumbres, la vegetación y el lugar, y cuenta con la música original de Lola Linares que refuerza algunos versos de Zeballos.