Después de su paso por el Festival Internacional de Cine de Mar del Plata 2020, se estrena en los cines el nuevo trabajo de Francisco Márquez, el director de “La larga noche de Francisco Santis” (ganadora del 18º BAFICI) quien vuelve a instalarse en un relato atravesado por lo social y lo político bordeando el cine de género.
Tal como sucedía en su trabajo anterior, Márquez vuelve a trabajar sobre un clima de incertidumbre, una construcción particular en donde solamente se van ofreciendo algunas imprecisiones, para que el espectador participe en la construcción de un relato que se irá desdoblando en varias aristas.
En el caso de “UN CRIMEN COMUN” la protagonista es Cecilia (Elisa Carricajo a quien vimos en “Las Insoladas”, “Cetáceos”, “La Flor” de Mariano Llinás y ganadora del premio a mejor actriz en el último BAFICI por su trabajo en “Bahía Blanca”), una profesora de sociología de la UBA, separada y con un hijo cuyo mundo interno se fractura completamente a partir de un hecho que, en apariencia simple, termina en una sorpresiva tragedia.
Una noche lluviosa, Kevin, el hijo adolescente de su empleada doméstica, llama a la puerta y su insistencia, mezclada con el clima enrarecido de aquella noche, hacen que Cecilia tome la decisión de no dejarlo entrar a la casa, haciendo como que no lo ha escuchado. Al día siguiente, se entera que el cuerpo sin vida de Kevin ha aparecido flotando en el río, suceso en el que queda involucrada Gendarmería.
Pero el centro del relato no es precisamente la dudosa muerte del joven y las enigmáticas circunstancias que la rodean (aquí Márquez nuevamente pone el condimento político frente a esta muerte, junto con algunos comentarios dentro de los compañeros de cátedra de Cecilia sobre hechos en la oscura época de la Dictadura que le ocurrieron a su padre) sino el impacto que provoca en la protagonista, poniendo en crisis toda su escala de valores y fundamentalmente, la intromisión de la culpa y el miedo, que la transforman en un ser completamente vulnerable.
El juego de causa / consecuencias va diezmando las seguridades con las que Cecilia contaba anteriormente, generando una sensación de efecto dominó que va demoliendo todo ese andamiaje teórico e intelectual sobre el que se sostenía, para dejarla notablemente expuesta frente a su imposibilidad de haber actuado conforme lo que ella misma sostiene en sus clases y en su discurso moral. Márquez sutilmente, sin ningún tipo de subrayados ni marcas dentro de los diálogos –sino por el contrario, sólo dejando que algunos de los detalles que desliza en su puesta hablen por sí solos- pone al descubierto la doble moral y el doble discurso que impera en el personaje, la fractura entre lo que expone y lo que realmente hace.
A esto se suma además una clara connotación de la diferencia de clases y los estratos sociales de los personajes desde donde también el guion (del propio Márquez junto a Tomás Downey) permite elaborar otra lectura sobre desigualdades insalvables y reacciones que van más allá de lo racional en un momento de extrema tensión.
“UN CRIMEN COMÚN” cuenta con el invaluable protagónico de Elisa Carricajo que transmite a la perfección ese campo minado sobre el que Cecilia transita tanto la sorpresa, como la incertidumbre, el cargo de conciencia, sus debilidades y la forma en que comunica al espectador cada uno de sus estados de ánimo. Carricajo entrega una nueva composición que requiere de una entrega absoluta frente a la cámara, y lo cumple con creces.
Simbólicamente ese parque de diversiones donde inicia la película desde el punto de vista subjetivo de un carrito de tren fantasma, es uno de los elementos con los que cuenta el espectador para armar este rompecabezas de sensaciones encontradas que empiezan a habitar en Cecilia, que se sumergen en un terreno oscuro, incierto y donde el miedo a lo sorpresivo lo domina todo.
Para cuando regrese al punto de partida, en ese parque de diversiones, será otro juego el que represente el cúmulo de sensaciones atravesadas en ese tiempo. Ella ya es otra Cecilia, desde todo punto de vista.
POR QUE SI:
» Elisa Carricajo transmite a la perfección ese campo minado sobre el que Cecilia transita tanto la sorpresa, como la incertidumbre «