Cecilia es una profesora de sociología en la Universidad, está separada y vive con su pequeño hijo Juan. Una madrugada de tormenta, Kevin, el hijo de la empleada doméstica que trabaja en su casa y con el que no tiene demasiada relación, toca la puerta de entrada con desesperación. Sin embargo, entre la oscuridad y el miedo ella no atiende. Al día siguiente, el cuerpo de Kevin aparece en el río, asesinado por la policía. Es así como Cecilia comienza a ser acechada por este suceso.
Al igual que realizó con «La Larga Noche de Francisco Sanctis», que dirigió con Andrea Testa, donde abordó el tema de la dictadura, el silencio y la complicidad, pero de una manera muy sutil casi imperceptible, Francisco Márquez vuelve a hacer una película de denuncia, en este caso sobre la violencia ejercida por la policía, principalmente hacia los sectores más populares. Nuevamente la historia corre del eje a la temática en sí, sino que la utiliza como detonante para contarnos el impacto que tiene este hecho en la vida de una protagonista con convicciones fuertes, que son completamente derribadas.
«Un crimen común» nos ofrece un thriller intrigante, incisivo, con tintes de terror y lleno de momentos de suspenso y tensión pura donde la protagonista siente la presencia de alguien, de su propio fantasma. En este sentido los aspectos técnicos ayudan a generar el clima deseado y van cambiando con el correr del metraje a medida que sea necesario. La banda sonora se va volviendo cada vez más inquietante y tensa, los espacios se observan más solitarios y angostos, provocando un encierro asfixiante, y la iluminación se nota cada vez más oscura y tenue.
Durante todo momento la película consigue ahondar en cuestiones éticas y morales sobre el accionar de una persona ante un determinado hecho, los límites entre lo que pensamos y lo que hacemos, las diferencias de clase, el destino, la responsabilidad, la culpa y la reflexión sobre lo que creemos que somos. Sin embargo, el film no juzga ni condena a sus personajes, sino que simplemente los retrata.
Elisa Carricajo hace una labor excepcional a la hora de interpretar a Cecilia, una mujer simpática, dedicada y atenta pero que por una falta de acción o susto empezará a cuestionar todo su alrededor, su persona, sus convicciones, y a volverse completamente perseguida, afectando su profesión, su maternidad y hasta su propia psiquis. A medida que va avanzando el metraje, va retratando de buena manera su dejadez, su culpa, su inestabilidad, inquietando al espectador. Si bien está bien secundada por el resto del elenco, compuesto por actores profesionales y amateurs, como Mecha Martínez, la empleada doméstica, la actriz permanece siempre en pantalla, poniéndose la película al hombro.
Francisco Márquez vuelve a demostrar con «Un crimen común» que sabe realizar buenas películas mezclando temas políticos y sociales a partir de un thriller atrapante e intenso, con aspectos técnicos que sustentan el clima ideal para que se desarrolle la historia y con un protagonista que lleva adelante la trama con gran oficio. El resultado es un más que satisfactorio film.