Luego de La Suerte Está Echada, Sebastián Borenstein vuelve a nuestras carteleras con Un Cuento Chino y para esto contó nada más y nada menos que con Ricardo Darín en el rol protagónico.
Un Cuento Chino nos va a contar la vida de Roberto, un solitario y argento ferretero que ve trastocada su rutinaria y aburrida vida cuando se encuentra por casualidad con un golpeado chino que busca a su tío en la Argentina sin saber una sola palabra en español. Luego de algunas idas y vueltas Roberto decide ayudar al desorientado inmigrante a encontrar al único familiar que le queda.
Partiendo de esta premisa Un Cuento Chino exportará los problemas con el idioma y las costumbres que tienen estos dos compañeros al tratar de comunicarse. Incluso las antagónicas personalidades de uno y el otro serán aprovechadas para que el film tenga buenos momentos, promediando la primera parte. Hay secuencias de este segundo film de Sebastián Borensztein que están bien logradas, aunque lamentablemente hacia el final Un Cuento Chino desbarranca tomando un tono solemne estirado hasta el absurdo de la mano de un innecesario y hasta desubicado flashback que nos muestra que el personaje de Roberto es un sobreviviente de la Guerra de Malvinas. Sin dudas este recurso termina siendo totalmente simplista al intentar justificar la personalidad del protagonista e incluso –como si fuera poco- casi tira por la borda todas las buenas intenciones que traía este por momentos simpático film.
Si Ricardo Darín no participara de esta obra, el resultado sería una película totalmente olvidable y hasta incluso altamente aburrida, debido a que es justamente Darín quien aporta todo el carisma y el peso narrativo que se necesita para levantar una historia que usa y abusa constantemente de la repetición de sus chistes y clichés. Cabe destacar que Muriel Santa Ana e Ignacio Huang logran complementar a la perfección la labor del mencionado actor de Nueve Reinas.
Un Cuento Chino convierte a Ricardo Darín en un superhéroe capaz de salvar esta fallida pero simpática película.