El plan infinito
Winter’s Tale es uno de esos estrenos cronometrados para San Valentín, pensado para atraer a los tortolitos al cine con altas dosis de romance, drama, y en este caso también algo de fantasía.
La historia parte de la premisa de que todos los seres humanos tenemos un milagro para regalar en esta vida, para salvar a otra persona y así cumplir nuestro propósito. Pero no todo es color de rosa, también hay fuerzas malignas que lucharán para evitarlo e inclinar la balanza a favor de Lucifer. Mientras tanto, los humanos de la peli siguen con sus vidas, sin darse por enterados de que hay agentes del más allá conspirando a favor y en contra de ayudarlos a cumplir con su destino, o a entenderlo, lo que parece ser mucho más difícil.
En medio de tanta metafísica, flasheada mística con mitología propia, y romance del más empalagoso, se luce Russel Crowe en un papel poco simpático, y Will Smith le hace la segunda. Pero Collin Farrel está dispuesto a enfrentarlos, y para eso contará con la ayuda de ángeles inusuales, niñas que sueñan, y una gran historia de amor que trasciende el tiempo.
Basada en una novela de fines del siglo XIX, el film marca el debut de Akiva Goldsman como director, aunque ya cuenta con sobrada experiencia como escritor e incluso lo hemos visto ganar un Oscar por su guión en “Una Mente Brillante”. No es de extrañar que un par de escenas de esta nueva película nos recuerden a aquella, llena de luz y de recursos visuales que en ese momento nos sorprendieron por su originalidad.
El resultaado es una película inclasificable, entretenida pero lacrimógena, plagada de clichés emocionales y ciertos giros predecibles, otros bastante descabellados, y hasta algunas escenas de acción -no muy memorables.