Caballero del Zodíaco
“¿Qué pasaría si las estrellas en realidad fueran personas? ¿O si fueran ángeles” con esta frase en off, comienza la primera película del guionista Akiva Goldsman en calidad de director.
Repasemos los trabajos pasados de este ganador del Oscar: cuatro películas junto a Joel Schumacher, que incluyen dos aceptables adaptaciones de novelas de John Grisham – El Cliente, Tiempo de Matar – y las horribles secuelas de Batman con Val Kilmer y George Clooney.; cuatro colaboraciones con Ron Howard: las sobrevaloradas Una Mente Brillante – por la que encima ganó un Oscar – El Luchador, y las dos adaptaciones de las novelas de Dan Brown. Por último un subgrupo de cine fantástico que incluye dos pochocleras adaptaciones de novelas de culto como Soy Leyenda y Yo, Robot… o la pésima trasposición a la pantalla de la serie Perdidos en el Espacio. Digamos que los antecedentes no son el mejor terreno de Goldsman, pero siempre se puede caer más bajo, y Un Cuento de Invierno, sin duda es lo peor que Goldsman cayó. Bueno, Batman & Robin sigue siendo peor.
Acá tenemos la historia de un hijo de inmigrantes deportados que llega a Nueva York a principios del siglo XX como si fuera Moisés adentro de un barco en miniatura. El niño, rebautizado como Peter Lake se cria en las calles como ladrón, y a los 21 años – sí, claro Colin Farrell tiene 21 años – se vive escapando de un “demoníaco” gangster que lo persigue sin tregua, que tiene el rostro del gladiador Russell Crowe. En medio de un robo a una mansión es interrumpido por una joven que se pasea en piyamas semi transparentes y está enferma de tuberculosis.
La joven adinerada y el ladrón se enamoran, y podría ser el cuento de hadas perfecto sino fuera porque el demonio de Crowe lo sigue persiguiendo, aun cuando el mismo Lucifer – actor sorpresa – le pide que no pierda el tiempo.
Después de una tragedia anunciada y una pelea desafortunada, Peter se cae al Río Hudson. Despierta amnésico y sobrevive a lo largo de 80 años – hasta el 2014 – gozando de una juventud eterna. Su única meta es hallar al amor de su vida, y conseguir un milagro.
La joven adinerada y el ladrón se enamoran, y podría ser el cuento de hadas perfecto sino fuera porque el demonio de Crowe lo sigue persiguiendo, aun cuando el mismo Lucifer – actor sorpresa – le pide que no pierda el tiempo.
Después de una tragedia anunciada y una pelea desafortunada, Peter se cae al Río Hudson. Despierta amnésico y sobrevive a lo largo de 80 años – hasta el 2014 – gozando de una juventud eterna. Su única meta es hallar al amor de su vida, y conseguir un milagro.
Melodrama romántico fantástico, Un Cuento de Invierno tiene un tono de realidad mágica, que va acumulando cursilerías minuto a minuto. Acaso es tan autoconsciente el film de este detalle, que no termina molestando tanto como la suma de ridiculeces que el director pretende que sean vistas con cariño y terminen emocionando a los espectadores sensibles. Es que más allá de carecer de verosimilitud, carece de coherencia dentro del universo semi realista que Goldsman pretende hacer creer al espectador.
Y sí, entre tanto delirio – que incluye un Pegazo volando por encima del puente de Brooklyn, las sobreactuadas y poco carismáticas interpretaciones de Farrell, Crowe, la cuasi desconocida Jessica Brown Findlay, William Hurt , Jennifer Connelly y Will Smith (que mala suerte, se me escapó el actor sorpresa) la moraleja sobre de los milagros que podemos brindar al mundo todos los días, los golpes bajos y sentimentalismo efectista – se termina por congeniar una absurda comedia inconsciente.
La única manera de ver un film como Un Cuento de Invierno es como un producto bizarro y risible, dominado por un deus ex machina llamado Akiva Goldsman que realmente cree que está vendiendo caviar con champagne, cuando solo nos está convidando agua y pan.
Aun cuando se la puede ver con simpatía por ser una propuesta delirante desde su concepción, inepta narrativamente y torpe en su realización, también hay que admitir que es una de las peores películas que se han realizado en Holliwood en los últimos años.