Llega a la pantalla grande el best seller de Mark Helprin.
El estadounidense director de cine, guionista de televisión y productor Akiva Goldsman (51), (es importante recordar que formo parte de películas como: “Soy leyenda”; “Una mente brillante”; “El código Da Vinci”; “Yo Robot” entre otras cintas exitosas) debuta como director y guionista adaptando la novela “Cuento de invierno” (1983) de Mark Helprin, aquí ronda entre lo fantástico y lo romántico y la historia se desarrolla en la Ciudad de Nueva York.
Su relato comienza en off en Nueva York en el 2014 argumentando sobre el destino, lo que existe entre el cielo y las estrellas, las conexiones que pueden unirse en nuestras vidas, es filosofía pura. Luego retrocedemos en el tiempo a 1895 y una situación en la cual al matrimonio (Matt Bomer y Lucy Griffiths) le niegan la inmigración a Estados Unidos, son padres de un bebé y para salvarlo le construyen un pequeño barquito y lo dejan el mar como si fuera Moisés, como es de esperar lo rescatan unos pescadores.
Pasan unos años y nos situamos en 1916 este huérfano es Peter Lake (Colin Farrell) se convierte en ladrón, trabaja para la banda llamada "Short Tails" el jefe es el villano Pearly Soames (Russell Crowe, tan odiable como lo fue en “Los miserables”), estos se encuentran vestidos de negro, se pelean y lo persiguen para matarlo a través del tiempo.
Todo lo que ocurre es bastante fantasioso, va y viene en el tiempo, donde se encuentran ángeles y demonios, con toques románticos, Lake se enamora de la bella Beverly Penn (Jessica Brown Findlay) enferma de tuberculosis mortal. A la hora de huir en distintas ocasiones y dejando atrás el peligro, utiliza un caballo blanco que vuela (tiene alas), otros de los personajes: Jennifer Connelly, William Hurt, Eva Marie Saint con sus 89 años (recordada por sus trabajos en la "La ley del silencio"), los jóvenes actores Ripley Sobo, Mckayla Twiggs y Will Smith como Lucifer, entre otros, (momento que da risa).
En esta historia el amor traspasa el tiempo, es visualmente atractiva, con una buena ambientación, escenografía, vestuario, fotografía y la música de Hans Zimmer y Rupert Gregson-Williams, son agradables, contiene una escena muy similar a las películas de Scorsese “La invención de Hugo Cabret” en la Gran Central de la estación y la del puerto a la de “Pandillas de Nueva York”. Con demasiadas metáforas y mensajes esperanzadores, se van mezclando los géneros y termina siendo una film fallido, que no convence demasiado.