Ayer se estrenó este film polaco de 2007, ganador de varios premios entre los que se cuenta el festival de cine de Venecia y que fuera en su momento presentada para el Oscar a mejor película extranjera. Pero todo llega afortunadamente y hoy podemos disfrutar esta comedia dramática, costumbrista, en pantalla grande.
Similar a como lo haría Sorín aquí, se me ocurre, Andrzej Jakimowski focaliza la atención en Stefek, un pequeño de unos 8 o 9 años, muy solitario, que nunca ha conocido a su padre y que pasa sus días vagando por el pueblo de Walbrzych ahora visitando a un vecino con palomar, paseando en moto con el pretendiente de su hermana o acompañando a esta a una interminable entrevista de trabajo. Un día cree ver a su padre en la estación de tren del pueblo y comenzará a idear sobre la marcha, y gracias a las "enseñanzas" de su hermana de que el destino es manipulable, un plan para traerlo de vuelta a casa.
Es uno de esos films contemplativos donde veremos al niño vivir entre las vías del tren y la puerta de una gran empresa italiana mientras cruza sus dedos lealmente porque su hermana se lo ha pedido. Un niño que se gana el corazón del espectador de inmediato al igual que seduce a su entorno a lo largo de la escasa hora y media que dura la historia. El pequeño Damian Ul supo así arrebatar muy merecidamente el premio a mejor actor en el festival de cine de Tokio. Es que Un cuento de verano es eso, una historia puntual y sencilla pero llena de grandes pequeños momentos. Un film que no necesita golpes bajos para hacerse con la emoción del espectador y que tiene la última media hora más hermosa del año.
De destacar realmente el trabajo fotográfico de Adam Bajerski quien sella el film con tonalidades de pasteles y sepias que envuelven la historia en una visión de recuerdo entrañable. Una historia que habla cuando se debe y calla cuando se necesita, que alude y honra de alguna manera al cine realista italiano en muchas de sus escenas- y quizá no sea en vano ver a Elka, la hermana, practicando diálogos en italiano mientras lava platos en un club del pueblo. Una historia en definitiva con sentimiento que se acompaña con una muy buena música.
Un cuento de verano es uno de esos films para respirar hondo y meterse de lleno en la cotidianidad de los habitantes de un pueblo pequeño, un pueblo como el que muchos alguna vez hayamos visitado o vivido, una historia sobre el mundo a través de los ojos de la infancia.