Despiertos sin gloria
¿Desde dónde podemos tratar de apreciar "Un despertar glorioso"? Teniendo en cuenta que el director es Roger Michell, el mismo del megaexito "Noting Hill" y la exquisita "Venus" y que el guión está a cargo de Aline Brosh Mc Kenna, autora de las reconocidas comedias "El diablo viste a la moda" y "27 bodas", finalmente podremos concluir que la suma de las partes dio mucho menos que el todo.
Sin embargo, si pudiésemos no depositar tantas expectativas en sus componentes, y dar una mirada despojada y global, resultará que "Un despertar glorioso" es una comedia que se deja ver, ideal para los amantes de la comedia romántica, aún con algunos de sus desaciertos y afirmada en sus fortalezas.
La historia se centra en Becky Fuller (Rachel McAdams) quien con su perfil altamente competitivo y que se encuentra completamente obsesionada y adicta a su trabajo logra, después de algunos esfuerzos y un golpe de suerte, logra finalmente insertarse en el programa de noticias matutinas "Daybreak" en una importante cadena de televisión de Nueva York.
Su objetivo principal es sostener a este programa que se encuentra atravesando por una fuerte competencia en la franja y se tednrá que superar ese momento tan alicaído en el aire y ganar audiencia sea como sea.
Y para eso intentará entre otras cosas, reflotar un contrato que tiene el legendario Mike Pomeroy (Harrison Ford) con esa cadena televisiva para que acompañe a la actual presentadora del show Collen Peck (Diane Keaton).
Y si bien Pomeroy es malhumorado, arrogante y no soporta haber sido convocado para una franja tan mediocre como los shows de la mañana, nada parece interponerse en el logro del objetivo que le han dado a Becky de convertir a "Daybreak" en todo un éxito.
Con estos componentes básicos, la historia de la jovencita que triunfa en la gran ciudad y que logra superar culaquier obstáculo aún inmersa en un medio tan competitivo como la televisión, tendría apuntes de sobra para construir una historia interesante. Pero el guión de Mc Kenna ahora metido de lleno en el medio de los shows televisivos como lo fue en su momento "El diablo..." para apuntar dardos al mundo de la moda, no logra hacer pie ni en la critica feroz a las noticias y del mundo de la televisión en general (que James L. Brooks puso de manifiesto en "Detrás de la noticias" o Gus Van Sant en "Todo por un sueño") ni lograr tampoco el timing para una típica comedia romántica como lo fue dentro del género "Secretaria Ejecutiva".
Saca provecho de todos modos, en algunos momentos, a una mirada al feroz mundo del rating, de los egos televisivos, de las divas y divos presentadores, de la competitividad de los tiempos que corren y es ahí donde logra las escenas más divertidas, con una Diane Keaton compleatamente decontractée, muy lejos de las grandes heroínas como "Annie Hall" o su labor en "Reds" y un toque más cercano a los pasos de comedia de "Alguien tiene que ceder" o el éxito ochentoso de "Quién llamo a la cigueña? - Baby Boom".
Harrison Ford por su parte, demuestra que tiene carisma para ocupar la pantalla, aún cuando su papel no sepa sacar todo el provecho que hubiese podido. Quizás con una caricatura muy rígida, tan contrapuesto con la liviandad con que Keaton le hace contrapeso, Ford cae esteriotipando el personaje.
Rachel Mc. Adams asume el rol protagónico y en ella recae casi exclusivamente el peso de la película, guión al que lo dotaron de personajes secundarios que no tienen demasiado sentido (desdibujados Jeff Goldblum y John Pankow, entre otros), que no han sido delineados como historias de sostén sino de personajes satélites que acompañan a su "sueño americano", el de la chica workaholic que logra brillar en el medio tan competitivo. Aunque la mayoría de los comentarios que he leido alaban el trabajo de Mc. Adams, su prototipo histérico de trabajadora compulsiva que no se aparta ni por un minuto de su obsesión en el terreno laboral, la torna terriblemente insoporable y llena de mohines, ya desde las primeras escenas.
Mc. Adams es indiscutiblemente carismática, muy bella y con un toque Audrey Hepbourn que puede favorecerla, siempre y cuando un buen director le haga el favor de bajarle el nivel de exageración e histeria interpretativa, para darle a su rol un poco más de carnadura y no transformarlo en una burda caricatura de lo que debiese haber sido.
Patrick Wilson la acompaña en su rol de galán coprotagonista, aunque el espacio argumental que se propone para el amor es mínimo y es quien brinda quizás el trabajo más respetable del equipo, aunque no hay dudas de que Diane Keaton aún con un guión que no la favorezca saca conejos de la galera y sobre todo en el clip de las diversas entrevistas y notas de color a las que se tiene que someter para que el rating suba, impone la pequeña dosis de comedia disparatada que tiene el film.
Para los que gustan de la comedia clásica hollywoodense con buenos actores y rubros técnicos bien cuidados, no cabe duda que "Un despertar glorioso" es una comedia que los dejará satisfechos.
Para aquellos otros paladares que buscan en el cine además de eso algún destello de lucidez creativa, a la salida del cine les será entregada una raspadita en la que ineludiblemente leeran "segui participando".
Otra vez será...