Clarosucuro gitano
En Un día gris, un día azul, igual al mar (2013), Luciana y Melina Terribili realizan un documental cuyo principal mérito reside en la naturalidad de las protagonistas frente a la cámara y la pericia de las directoras al lograr un registro impecable sobre una historia de amor en un contexto adverso.
Carmen vive en un barrio gitano situado en los alrededores de Granada, España, y reparte sus días cuidando a sus padres y asistiendo a una escuela de oficios. En un contexto económico que no ayuda, Carmen desea mudarse con su novia y alejarse de ese mundo que la tiene prisionera.
Melina y Luciana Terribili llevan a cabo un registro íntimo en donde las cámaras pasan desapercibidas y las protagonistas hablan de sus problemas y de los miedos que conlleva una relación entre mujeres en un mundo que no les permitirá ser felices. La desesperación de Carmen y la imposibilidad de equilibrar el plano familiar con el de su noviazgo irá resquebrajando los cimientos de la relación al punto de cuestionar la continuidad de esta.
Las directoras logran llevar adelante una narración fluida y dejan reservados los planos cerrados para aquellas escenas en las mujeres planean su futuro o hablan sobre la falta de trabajo en una España golpeada por la crisis. Los planos generales muestran a la protagonista en la ciudad como una más en una sociedad que le da la espalda y sin posibilidades de progresar.
La música extradiegética está ausente y sólo se hace presente con los créditos finales. Carmen le pone música al relato con la canción a la que se refiere el título del documental.
Un día gris, un día azul, igual al mar es un documental arriesgado que trata sobre la adversidad y el rechazo pero sobre todo acerca de la familia y de la difícil decisión de hacer nuestro propio camino.