Había una vez una pareja muy particular y con mucha plata. Gatsby (Timothée Chalamet) y Ashleigh (Elle Fanning) vivían felizmente con su noviazgo relativamente bueno y relativamente arreglado, hasta que surge un inesperado viaje a la lluviosa ciudad de Nueva York, donde vivirán una serie de aventuras que los hará encontrarse con ellos mismos y dividirá sus caminos para siempre.
Para comenzar, es necesario hablar de los aspectos técnicos, que es lo que resalta en el film por encima de la historia. Es todo muy Woody Allen, quien ya tiene como costumbre característica realizar comedias románticas ambientadas en Nueva York. Es su zona de confort, y cada película es una nueva carta de amor dedicada a la ciudad. De hecho, podemos ver a Gatsby, un joven bohemio, romántico y maduro, como la personificación de Nueva York (y obviamente, del mismo Allen). Siguiendo con la ambientación, la película cuenta con planos muy largos y generales, siempre dando prioridad e importancia al espacio que rodea al personaje. Tengo que resaltar los planos de las esquinas de la ciudad, que me volvieron loca, y la fotografía junto con el uso de la iluminación “natural”. La fotografía define a los personajes y las situaciones en las cuales se encuentran. La iluminación marca cada lugar y su respectiva conexión. Da la sensación de que toda la película fue grabada en la famosa golden hour (exceptuando las escenas donde los personajes decaen y se aprecia un color azulado junto a un clima nublado) y la lluvia, como su título avisa, es utilizada como un elemento poético y profundo que marca el desarrollo de toda la historia. En el caso de Gatsby, a quien le gusta la lluvia y tiene un gran simbolismo para él, siempre está presente a medida que le van pasando cosas que generan cambios en su persona, mientras que en los demás personajes, sucede lo mismo, pero siempre que este hecho afecte negativamente su vida. Esto lo podemos ver claramente en el personaje de Ashleigh, quien es completamente opuesta a Gatsby, y en toda la historia se la pasa recalcando su rechazo por la lluvia mientras vive sus aventuras como una adolescente inocente. Incluso en el diálogo final que tiene la pareja, culmina con una frase relacionada a la lluvia en la ciudad, y lo que significa para ambos.
Algo que me gustó mucho también es como se muestra a los artistas y sus respectivas crisis, lo randoms que pueden ser (como en un dia les sucede de todo porque viven su vida como si fuese un episodio más de alguna exitosa serie), las relaciones a través del cine y el arte, como el trabajo se suele oponer al amor, lo complicados que son (y si) y como se dejan fluir por la ciudad de las oportunidades. Cualquiera que se adjudique el papel de artista va a disfrutar de aquellos detalles, e incluso se van a sentir identificados y empáticos ante ciertas situaciones.
Por otro lado, tenemos el casting. Repleto de reconocidos actores que resaltan sutilmente en la película. Personalmente, Elle Fanning no es mi actriz favorita, pero acá realiza una gran interpretación, muy cómica, natural e inocente para una ciudad como Nueva York donde queda fuera de lugar. Creo que su actuación junto con Timothée Chalamet estan bastante bien. Hay que darle crédito a Selena Gomez también, quien cumple con el estereotipo de morocha en el cine clásico de Hollywood, y realiza una buena interpretación. Jude Law, Diego Luna y Liev Schreiber destacan simplemente por ser ellos y brindan una actuación acorde a su reconocimiento propio como actores de renombre en Hollywood.
Finalizando con el guion, como ya mencione, quedó opacado por los demás aspectos del film. Ambos personajes viven aventuras opuestas en paralelo. Mucho diálogo y poca acción. Tiene giros inesperados y momentos emocionantes. Los personajes evolucionan de tal manera, en un fin de semana, que cambian completamente su forma de ser y terminan tomando caminos distintos, ya en un mundo transformado. Algo interesante para opinar es que se presenta un conflicto muy sutil con la madre de Gatsby, a quien menciona al principio del film pero de forma que casi ni se percibe, por lo cual cuando llegamos a la escena donde tiene un diálogo inesperado con su madre que habla de su pasado, por lo menos yo, quede fuera de lugar. Pero después me di cuenta que tiene sentido, él pensaba que estaba enamorado y al final madura después de la charla con su madre, dándose cuenta que no, siendo su madre y como ella prácticamente arreglo la pareja lo primero que menciona de su relación. Por otro lado, tiene algunos diálogos muy típicos de Allen, que mantiene un humor algo anticuado pero que funciona en sus películas. De hecho, la voz en off de Chalamet remonta todo el film con su humor. Y, lo que más me gustó fue el final. Como concluye su relación con los comentarios sobre que a él le gusta la lluvia y a ella no, y como aparece el amor al otro lado del puente, culminando con la lluvia sobre ellos y un destello de sol tan sutil que adrede hicieron que dura medio segundo, pero que está, dándole un trasfondo significativo que le otorga un valor superior a la obra.
Conclusión. Muy hermoso como muestran Nueva York, algo típico del director. Sabe cómo mostrar la ciudad y darle su personalidad. Fotografía y dirección de arte excelentes. Buen casting, bien dirigido. Es una comedia romántica que no presenta nada nuevo por parte de Allen, no se arriesga. Esto hace que no sea un film que pueda llegar a trascender o marcar de alguna forma la carrera del director. Es una película para ver y dejar pasar. No destaca. Incluso con el humor que toma la película. Siento que no se puede adaptar a lo contemporáneo. Y tiene sentido, está perfecto, es su forma de trabajar, por ello hay que darle la valoración que merece a partir del conocimiento previo sobre el director. Es exclusiva para sus fieles seguidores. No está entre sus mejores películas, pero tampoco entre las peores. Recomendable para disfrutar de una tarde tranquila y acompañado. Reírte un poco y apreciar la mejor forma de admirar Nueva York, con una película de Woody Allen.
Por Estefanía Da Fonseca