Puro teatro
Extrañando al peor Polanski.
Salvo en algunos casos la relación entre el teatro moderno y contemporáneo y el cine no es la mejor. Tal vez una de las mayores excepciones a esta regla no escrita haya sido La Soga en la que el maestro Alfred Hitchcock aprovechó el escenario único y la teatralidad para experimentar con las posibilidades del plano secuencia.
En Un dios salvaje hay un texto inteligente y filoso escrito por la dramaturga parisina Yasmina Reza (autora de la conocida pieza Art), una correcta dirección de actores (especialmente notables los trabajos de Kate Winslet y John C. Reilly) y tanta teatralidad que asfixia. En Un dios salvaje no está Polanski, no está el Polanski de sus mejores años y películas (Repulsión, El inquilino) ni el de sus últimas producciones que, aunque discutidas por la crítica, dejaban vislumbrar destellos de ese autor que produjo filmes notables.
Un dios salvaje no es ni más ni menos que teatro filmado sin otro valor agregado que nombres famosos (Yazmina Reza, Roman Polanski, Kate Winslet, Jodie Foster), la ya mencionada dirección de actores y nada más. Personalmente esta película me hizo extrañar incluso al peor Polanski.