Peleándose como chicos
No quisiera entrar en la polémica de "Consideramos como cine, una obra de teatro filmada casi sin poder romper con el esquema netamente teatral que impone la obra?".
Porque de todos modos hay adaptaciones de obras teatrales absolutamente geniales que nos responderian ampliamente la pregunta.
Sin ir más lejos es prácticamente imposible pensar que "Incendies" la brillante pelicula canadiense de Denis Villeneuve, es, en realidad la adaptación de una obra de teatro de Wajdi Mouawad, que forma parte de una hermosa trilogía.
O por nombrar algunos otros ejemplos, están los ganadores del Oscar al mejor guión adaptado, donde los límites teatrales están muchisimo más difusos, como en "La Laguna Dorada" de Ernest Thompson, "Conduciendo a Miss Daisy" basado en la obra de teatro de Alfred Uhry o "Relaciones Peligrosas" la delicada película con que Stephen Frears llevó a la pantalla a la obra de teatro de Chistopher Hampton.
Polanski, lamentablemente esta vez, trabaja con una idea que ya es ancestral, como en el "Huis Clos" de Sartre donde el encierro hace explotar a cada uno de los personajes. Siguiendo el texto de Yasmina Reza (famosa autora conocida también por su exitosísima "ART") ahora se enfrentan y se entrecruzan estos cuatro personajes en un lujoso departamento de Manhattan.
El hecho por el cual ambas parejas están reunidas es porque el hijo de una de ellas ha agredido al hijo de la otra pareja. No fue un simple juego de niños ni mucho menos, fue una agresión con un palo que provocó que el damnificado se quedara con un par de dientes menos...
Por un lado, los padres del agredido, son Jodie Foster y John C. Reilly, anfitriones de la reunión. Por otro lado -o en la otra punta del ring, digamos- los padres del agresor son Kate Winslet y Christoph Waltz.
A los pocos minutos de correr la acción, se están despidiendo en el pallier del edificio, esperando el ascensor e inexplicablemente la pareja invitada ingresa nuevamente al departamento de los anfitriones una vez que aparentemente había quedado todo bastante en claro.
Con la excusa de un café, siguen charlando y supuestamente sacándose chispas y lo que a Reza le parece políticamente incorrecto, dista mucho de lo verdaderamente revolucionario aún en materia de teatro. En la local "El gran deschave" o en el superclásico "Quién le teme a Virginia Wolff?" realmente la violencia verbal y lo dicho cobraba una presencia fuerte en escena, no así en "Un dios Salvaje", pieza sumamente sobrevalorada, con pocas condiciones para su trasposición cinematográfica, habiendo ya diferentes films que hablan de la violencia escolar y de las familias que la sufren desde cualquiera de las dos puntas que son mucho más interesantes (sin ir más lejos, se encuentra próximo el estreno de "Tenemos que hablar de Kevin" Crítica aquí).
Reza juega con parlamentos supuestamente revulsivos, irreverentes y rupturistas, cuando no son más que algunos dardos livianos entre dos parejas semi-acomodadas, clase media con algunas diferencias. Mientras que en "Quien le teme..." los protagonistas se vomitaban crueles reproches y verdades, acá a duras penas en algunos momentos el guión realmente logra un punto de interés.
Mucho palabrerío para que finalmente haya muy pocas cosas interesantes que decirse, defecto que ya por supuesto tenía la pieza original y que inexplicablemente tuvo una trasposición al cine cuando ya desde su ámbito teatral carecía de verdadero efecto.
Obviamente que Polanski cuenta con cuatro protagonistas de primer nivel y eso es lo único que logra mantener medianamente el interés.
Aunque Jodie Foster no logra dar demasiado con la carnadura del personaje (trabajo que en la puesta de teatro local estaba brillantemente a cargo de María Onetto), John C. Reilly, como su esposo, sí logra encontrar la vuelta para jugar la oposición con el marido de la pareja "contraria".
Kate Winslet aprovecha algunos momentos de lucimiento de su personaje para hacer verdaderamente la diferencia -aunque lejana de sus trabajos anteriores- y Christoph Waltz, quizás el personaje menos amigable de la pieza, demuestra que puede brillar aún cuando le toca el papel menos agradecido de la obra.
Un juego de alianzas que se van modificando en los distintos momentos de la obra, pivotando entre diferentes puntos de vista y la genial frase de Groucho Marx que los pintaria de cuerpo entero a cualquiera de ellos cuatro: "Estos son mis principios, si no le gustan, tengo otros" dado que el juego que propone Reza es el de justamente no tener un lugar definido sino ir cambiando a medida de la conveniencia de cada uno de ellos.
El espíritu de una pieza que no alcanzaba a remontar vuelo en ningún momento, tiene ese mismo espíritu durante toda la duración del film aunque Polanski con su manera de filmar, trata de transformarla en interesante y de encontrar la manera de introducirnos en ese duelo de parejas que tiene mucho de cliché, de frase hecha, de todo lo siempre dicho y muy poco de originalidad.
En algunos destellos lo logra, en otros momentos, se lo extraña muchísimo.