Fox apuesta y vuelve a una trama que en Hollywood había caído en desuso. El pequeño niño prodigio protegido y tutelado por una persona incapaz de brindarle los “recursos adecuados”. Chris Evans deja a un lado sus ropajes superheroicos para interpretar a un estoico tío que debe hacerse cargo de una pequeña sobrina prodigiosa que se ve lanzada a descubrir el mundo.
La sociedad contemporánea, o por lo menos las clases altas norteamericanas, parece acordar unanimemente el modo de accionar cuando se produce un encuentro con un niño o niña con dones excepcionales para la correspondiente edad. De una forma u otra el desarrollo intelectual en virtud de la búsqueda de respuestas a interrogantes académicos y científicos estará siempre por delante de la formación más humana de esa persona. Y aquí siempre parece llegar a los mismos puntos confrontados: una exitosa y prestigiosa carrera en deficiencia de la formación de un ser “social” o que esta persona se convierta en alguien con una “vida” pero dejándo atrás todo aquello que podría convertirla en una leyenda. Esto es el punto de partida para terminar encontrando una síntesis entre los dos opuestos.
Se encuentra por otro lado el protector, en este caso Frank Adler, quién cría a su sobrina luego del suicidio de la madre, una de las mentes más brillantes y prometedoras del mundo matemático. Se innegable reconocer la influencia de un film paradigmático de estos casos: I am Sam (2001) que, salvando las distancias, mantiene profundas conexiones en cuanto a que el personaje más doliente es el Frank, quien debe debatirse entre su deseo por luchar y conservar a su amada sobrina Mary aún si su vida destará mucho de aquello para lo que parece estar destinada; o hacer caso al deber y entregarla a su madre, abuela de Mary, para brindarle un futuro de prestigio pero del cuál él no formará parte.
Y como Lucy en I am Sam, Mary – interpretada de forma magistral por la pequeña Mckenna Grace – se ve seducida por los dos mundos, tener todo aquello que augura y seguir en su mundo de felicidad con su tío. Claro que su voz no tiene voto en la burocrático como también sucede que Frank, a pesar de luchar, sabe que todo terminará con el resultado de lo que el sistema burocrático dictamine que es lo mejor; y a la vez resulta ser lo más destacable del film dirigido por Marc Webb, el ambiente apesumbrado en cuanto al conflicto e interrumpido por pequós brotes de felicidad que describen el profundo amor entre tío y sobrina dada por una bella química entre Evans y Grace.
Esta relación entre Frank y Mary representa el lado positivo de todo el abanico de personajes que encuentra en la abuela, Evelyn (Lindsay Duncan) el espectro negativo del mismo, lo que redunda en un enfrentamiento donde el espectador tomará parte del primer lado sin dudarlo, llevando el film al transcurso entre dos polos extremos sin deternerse en los tintes medios a pesar de entender la motivación de la abuela, destiñendo la profundidad del conflicto y la capacidad de identificarse con la fuerza antagónica.
Gifted es una producción emotiva y efectiva así como también encuentra en sus resoluciones melosas una falta de verosimilitud discordante en aquello que se venía desarrollando. Entrega lo que propone, lo que de todas formas no es algo negativo pensando el cine contemporáneo norteamericano.